Al lado del pueblo de Castañeras, en el concejo de Cudillero, se esconde la playa del silencio. Medio kilómetro de costa que aparece entre vegetación, montañas y acantilados. Dentro del agua las rocas de diferentes formas y tamaños rompen la uniformidad del paisaje marino.
Lo mejor: el murmullo del agua y la tranquilidad a la que contribuye su acceso. Para llegar hasta ella hay que dejar el coche en los márgenes de la carretera y adentrarse por un camino ladera abajo. El último tramo se hace por unas escaleras que llevan hasta la playa. El acceso no es complicado, pero el paseo evita que la orilla se llene y que siempre te reserve la tranquilidad de un hueco.
Si no quieres ser visto, puedes caminar un poco más allá y llegar hasta la cala del Riego, uno de los rincones más ocultos. Salvo en hora punta en agosto, seguro que la playa te reserva alguna zona privada.
Un consejillo: llévate agua, para estar y para el camino.
Es una buena visita. Porque a veces es más difícil encontrar un buen silencio que una buena conversación.