Pleasantville

Publicado el 08 noviembre 2011 por Ganarseunacre @ganarseunacre
Pleasantville ( 1998)
Gary Ross



At last - Etta James



Desde1998 hasta ahora,  la televisión hacambiado, y tanto , por aquí les dejo un enlace a la Wiki  para que vean las seriesy programas que se gastaban por aquel entonces. La tele basura comenzaba a hacersesu sitio; con programas como Tómbola, o Crónicas Marcianas, habían llegado GranHermano  y Operación triunfo, y peligrosamenteprogramas de la misma calaña, comenzaban a desembarcar, pero sin llegar a losniveles de radiación en los que estamos sometidos en estos momentos. La telecambia y evoluciona, como cambiamos nosotros mismos. Eran tiempos de TV aérea,no existía la televisión digital, y el número de canales era mucho menor (6 más las autonómicas) ElDVD  había conquistado el mercado  y sustia definitivamente al viejo vhs, y los juegos digitales se consolidaban entre unanaciente Internet, con su realidad virtual, donde hablar de megas era casi pecado. Con todo esto acabamos convirtiéndonos en una pantalla global y nuestra inmersión enella parecía natural. Eso era hace 13 años, fecha en la que se estrenóPleasantville, la película de Gary Ross es precisamente una fábula acerca de larelación existente entre nuestro mundo y lo que vemos en pantalla. El mando adistancia es el desencadenante de la acción, los hermanos David (Toby Maguirre)y Jennifer (Rene Whiterspoon) luchan desesperadamente por hacerse con él; unoquiere ver su tele serie favorita ”Pleasantville” y la otra un concierto  MTV junto su novio,  que estápor llegar. En la refriega el mando sale disparado contra el suelo y queda hechoañicos. Milagrosamente toca el timbre un anciano y misterioso técnico  que les hace entrega de un nuevo y curiosomando, puesto que el otro no tiene reparación, se trata de un mando de última generación.El viejo se va y les dice que lo prueben, que se pasará otro día a cobrar lareparación. Tras comprobar que el nuevo mando funciona, la refriega sigue,hasta que pulsan por error  un botón quelos enviará  en un viaje catódico, hastael interior de la antigua serie que veía David “Pleasantville” , serie en blanco ynegro, situada temporalmente en el final de los 50,  repleta de los máspuros valores familiares, elevándolos hasta la más pura cursilería. A simplevista la diferencia entre el universo “ñoño” de esta serie y su propio mundoson abismales, pero el tiempo que pasan al otro lado de la pantalla demuestraque en realidad esa serie es un reflejo deformante del mundo contemporáneo.David , un fan que se conoce todos los pormenores de la serie, se encuentramejor que en su propia casa, Jenni, por el contrario no tarda en comprenderhorrorizada que han caído en “Idiotville”. No es sólo el hecho de que lasleyes que rigen ese mundo de ficción sean totalmente absurdas – Todo elconocimiento de geografía de los estudiantes no va más allá de dos calles, losbomberos no saben lo que es apagar un fuego y sólo salen para recoger gatitosencaramados en las copas de los árboles, los libros están en blanco, los aseosno tienen retrete puesto que nadie sale en pantalla usándolos, etc— sino que lapropia personalidad apocada y temerosa de sus protagonistas  conviertentambién sus vidas en algo  insustancial:aquí nadie pierde nunca la compostura, todos el vecindario es pura cordialidad,y los tacos más usados son recórcholis o carámbanos, el sexo es algo totalmenteinexistente y los roles familiares están perfectamente determinados.Pleasantville, un paraíso cuyo suelo está tapizado de serpientes. Porque aquí,dada la estructura de culebrón de la serie y la exaltación de sus valoreeternos, todo es absurdamente repetitivo y carente del más mínimo cambio. Perolos ciudadanos de Pleasantville lo ignoran,  no llegan a cuestionarse nuncanada,  hasta que llegan a sus vidas Davidy Jenni, convertidos en Bud y Mary Sue (hijos de una familia “normal” dePleasantville , los Parker -WH Macy y Joan Alen- en sustitución de los originales). Su presencia,  sus pensamientos,su comportamiento atrevido alteran profundamente la estabilidad de ese mundo enblanco y negro. Y a medida que los protagonistas de las serie descubren elplacer y la pasión humana, su mundo empieza a colorearse, su propia piel dejade ser en blanco y negro cuando sienten de verdad lo que se agita en suinterior. Pronto, sin embargo, de la mano del alcalde surge un movimientorepresivo, poniéndose en marcha una verdadera caza de brujas: Las personas decolor son perseguidas y ultrajadas, se queman en una hoguera los libros que hanrecuperado sus palabras a medida que los protagonistas se acordaban de ellas,  se prohíbe pintar utilizando colores, y por supuesto,  se prohíbenlos encuentros amorosos en “El estanque del amor” un lugar donde los jóvenes seencontraban antes para jurarse amor eterno hasta que descubrieron el sexo. Elmundo idílico deja por fin su apariencia para salir a la superficie en suverdadera naturaleza totalitaria.Tratándosede una  fábula, no podía finalizar de otra forma: Pleasantvillle invadido por loschorros de color, en el que cada ciudadano, alcalde incluido, encuentran supropia tonalidad. Todo este mundo televisivo aparece entonces como una nuevaoportunidad, para regenerarse (parece sugerir la de la propia regeneración USA)de tal suerte que Jenni decide quedarse en este mundo para empezar una nuevavida, para iniciar una carrera universitaria que en el otro le sería imposiblealcanzar. Y es que ella también ha cambiado, ha cogido gusto por los libros ypor todo aquello que la rodea, y no quiere regresar, a ese mundo estereotipadoigualmente, donde todas sus inquietudes consistían en ser popular y deseada porel capitán del equipo de Rubgy, con el que mantenía conversaciones monosílabasy  donde no le sería posible alcanzar sussueños.Jenniy David  vivian también ocultamente,desde el principio y en su mundo real , un férreo control social, detrás de esalibertad aparente, del que tampoco eran conscientes. En pocas pinceladas, elmundo que al principio se le ofrecía a David no podía ser más negro, la películacomienza con un charla universitaria donde se muestran las escasas posibilidades de encontrar un empleo, aúndespués de haber sido enfocados de modo útil, un planeta acosado por laexplotación de sus recursos corriendo asu perdida, y unas relaciones sexuales, para el afortunado que podía tenerlasmarcadas por el posible contagio del sida (no olvidemos que estamos en el 98).Elmundo “exterior” no era necesariamente mejor que el de “Pleasantville”, tansolo diferente: como rezaba el anuncio de la reposición del serial, "el sexo enPleasantville era por supuesto seguro, porque no se practicaba". David decidevolver a la realidad porque  comprendeque debe hacer lo que ha hecho dentro del televisor,  contribuir a que las cosas cambien a sualrededor. El regreso a la realidad pulsando el mando a distancia se vuelvesuave y paulatino, los mundos que antes parecían tan distantes ahora casi setocan.
























 









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