Revista Diario

PLUMAS. [Dedicado a la gente rota].

Publicado el 20 marzo 2019 por Evamric2012

PLUMAS. [Dedicado a la gente rota].

Mis manos se rebelan, no dan una, ni dos, ni tres:

Tocan el muro, se dan la vuelta, y sonríen, se aplauden, sirven de caricia, se arrancan por soleares, mientras una golondrina vuela buscando su próxima primavera cuando apenas el invierno se despide y le besa las pecas.

Mis manos vuelan, son como pájaros; bueno no, -pájaros no son-, son más bien alas, que caen en picado, o que se hipotecan en el monte sin piedad para que las redima un plumón libre en cada extremidad del cuerpo que acaricie el alma, los labios, y la vida a otra gente rota.

Mis manos vuelan, pero tampoco son alas. Y eso que dicen que la gente rota no llora, carece de corazón, y hasta de lágrimas.

Y es que será que la gente rota, va y sólo vuela, y logra volar hasta sin alas.

Dicen los expertos en ornitología que hasta sonríe, (la gente rota) y que se rehace o reinventa y se manda fabricar una nueva coraza por día, de acero, de hierro, de óxido, de cobre, o sin metal, ora traslúcida o invisible, pero coraza al fin y al cabo, y que a su vez idean un artilugio (avión, avioneta, parapente, globo, navío, helicóptero, nave, ovni, etc... ) que hacen volar sin sus manos.
También dicen que deja escritos por los muros, origamis, hologramas fuera de dimensión (la gente rota) , mientras recoge lo escrito por otros en un papelito mil veces plegado, o el mensaje de alguna botella sin rumbo más allá de los océanos o en alguna que otra galaxia, o en algún barco a la deriva y que preservan así lo s deseos de nadie en una de sus grietas abiertas de por siempre, aun sabiendo, que en cada una de ellas sangra un Dios menor, incapaces de hacer volar por los aires tan solo unas pocas de sus quimeras de golpe y de un solo plumazo.

La he visto, soy una de ellas. Me he visto volar, sonriendo entre las olas de mil mares de China, por los tejados de París o algún fresco de Chagall, por mil nubes cubiertas de auroras o yaciendo en el ocaso recostadas, o entre los pétalos ajados y ensordecidos de alguna rosa marchita en mi jardín de al lado, o en algunas caracolas bajo su eco deforme susurrando certezas inconsistentes o verdades imposibles de creer al borrar los pájaros de barro la sutileza de cada existencia.

A los incrédulos les diría que pues claro que la gente rota aún vuela, y les añadiría que con esa fractura sobre nuestras cabezas, el mundo es más humano...

ya que gracias, a toda esa gente, a la que sigue entera, el placer es nuestro, para seguir rompiéndonos cada día, un poco más.


Volver a la Portada de Logo Paperblog