Pobrecito superviviente
El término pobrecito engloba a todo. Pobrecitos los supervivientes de las pateras, pobrecitos los trabajadores que se quedan sin empleo, pobrecito el que cierra su negocio, pobrecito el que roba para comer, pobrecito el que hace autostop.
Si al final va a ser que todos somos pobrecitos por estar vivos, por pagar impuestos, por pagar la luz, por pagar el metro, por tener que descansar el domingo (quién pueda). Pobrecito es la primera palabra que se nos pasa por la cabeza para no hacer nada por el prójimo que sufre. Y no hacemos nada porque no es nada nuestro (familiar me refiero), y a allá que cada uno se las componga como pueda. Los dogmas del Dios cristiano al que más conozco se nos quedan obsoletos a la tercera “putada” que nos da la vida (como diría Pérez Reverte) . La primera es la más llevadera, la segunda uno puede mirar para adelante, pero cuando viene la tercera, la cuarta ya no te consuela el mensaje misericordioso de mirar a otro lado. Si así fuera la Santa Madre Iglesia no hubiera creado las cruzadas, ni la inquisición, ni otras tantas ordenes que discriminan a los que no pertenecen a su regla. Si el papa fuera mujer, me viene a la mente Carmena o Esperanza Aguirre, quizás la cosa sería más justa, pero eso de momento no lo sabemos.
Cuando te quejas de tu empleo, de tu ciudad, de tu suerte y le compras un cd a un pobrecito mantero, contribuyes a que el trabajo de otro sea robado, se cierren discográficas y suba el precio del cine, los conciertos. Pobrecito tú.
Cuando compras una barra de pan en un chino, unas patatas, una cerveza, estás cerrando comercios. Restaurantes y panaderías, ¿o cuantos chinos has visto en restaurantes (no chinos), comprando en comercios (No El Corte Inglés), o comprando en panaderías? Sabes, es curioso lo de El Corte Inglés y los chinos, consumen las mejores marcas y no utilizan lo que venden ellos, por algo será. Pobrecito tú.
Cuando te descargas una película en cualquier tipo de calidad, permites que cierren si quedan todos los videoclub de España, impides que entren en el país plataformas de video estilo U.S.A. con cuotas muy económicas al mes por ver infinidad de películas. Impides que baje el precio del formato físico y condenas al mercado de segunda mano. Pobrecito tú.
Cuando quieres recoger a todos los refugiados de un país en guerra, cuando aquí se ha destruido el tejido industrial, cuando hay 5 millones de parados, cuando media ciudad se vende o alquila. Pobrecito tú. Porque sin planificación y control esos refugiados camparan a sus anchas y lógicamente necesitan comer. ¿Les vas ayudar tú?
Cuando el pobrecito lo llevas de la mano, el pobrecito al final eres tú. El responsable de tu sueldo, de tu suerte, de tu futuro. Cierto todos somos humanos y más los españoles, porque si algo nos caracteriza es nuestro corazón. Compara la donación de órganos con cualquier país del mundo. No hablo de cerrar fronteras, de poner tanques en los barrios conflictivos, de arrestar a todo mendigo que pertenezca a una organización delincuente. Hablo de poner los medios, de planificar y trabajar por mejorar todos. Lo fácil es prohibir o golpear con una porra en los huesos. Lo difícil es montar un negocio, que crezca y que necesites contratar más personas. Para esto ni el gobierno, ni el pobre mantero ayuda sino más bien todo lo contrario. Quizás nos toque sacar el parche de pirata y evadir impuestos, colarte en el metro, escabullir magdalenas en el supermercado. Pero eso solo nos tildaría de pobrecitos.
Somos supervivientes en el mar de nuestra pobreza. Pobreza de espíritu, pobreza de acción, pobreza de valores. Y si comprando un CD pirada de Elvis, o descargándote la Traviata de Verdi te conformas, pobre hombre o mujer eres.
Me gustaría que te pusieras retos, quisiera ver como tienes convicción, como luchas por crearte y conseguir tus ilusiones. ¿Por qué no trabajas para organizarte un viaje a las Vegas y ver todo lo que rodea el mundo de Elvis? Por qué no te pones de objetivo ir a Viena y disfrutar del patio de butacas de un buen teatro escuchando la Traviata?
El CD Pirata dormirá en su miseria en una caja, el pendrive, disco duro a rebosar de películas en un cajón, y tú pues como siempre, un pobrecito.
Ahorra diantre, ¡ahorra! Tú viaje a las vegas, genera empleo, a la compañía aérea, personal de mantenimiento, tripulación, mecánicos, aeropuerto, taxis, hoteles, artistas, cafeterías, autobuses. EL viaje lo disfrutas, tú, lo enmarcas en tu alma, nadie te lo quitará y lo que hayas invertido monetariamente a la larga te volverá en forma de trabajo.
Seamos cuerdos con nuestra sociedad, si compras, si vendes a los que no son pobrecitos la cosa funciona, pero si no esos llamados los pobrecitos, envolverán todo con su lodo. Hay que acabar con los pobrecitos, que no quede ni uno y hay que empezar con uno mismo. Transformando hábitos, mejorando nuestros valores, siendo conscientes de donde estamos y hacia donde tenemos que ir.
Ojalá el superviviente mantero tenga que dejar su gris labor, porque en el barrio se han vuelto a abrir tiendas de música, de arte, de lo que quieras y necesitan de su servicio.
Recapacita, te doy las gracias.