Pobreza: sinónimo de audiencia

Tú enciendes la tele y no hay nada bueno para ver. Se cambia de canal y la misma cosa: la pobreza ajena siendo expuesta como herramienta de manipulación para aumentar la audiencia. El sensacionalismo ha transformado el dolor en entretención. Las lágrimas y un sentimiento de compensación por deseos frustrados toman cuenta del telespectador.
Las historias son muy parecidas: un padre desempleado con el pago del alquiler atrasado o entonces, una familia que ha salido de su pequeña ciudad para intentar la vida en la capital, pero no tuvo suerte y también no logró volver para casa. Ciertos programas regalan premios como forma de “ayudar” y así “pagar” por el uso exagerado de la imagen de un individuo.
En otro canal, por ejemplo, se promete transformar a una bruja en princesa, o simplemente tornar el patito feo en un hermoso cisne. La persona regalada gana un tratamiento milagroso de algún peluquero, ropas nuevas y un cesto con tintas, cremas y otros productos de belleza caros. La diferencia en relación a la Cenicienta es que la magia de la tele va a durar un poco más de la medianoche. Pero, al fin volverá a ser como antes, pues no todo el mundo tiene dinero para costear ciertos lujos.
Hay ciertos programas en que el artista “pelea” con los invitados. Incluso hay algunos presentadores que insultan o bailan mientras informan una noticia. ¿Será que ellos están animando el programa o despreciando al público?
Hay emisoras que exhiben personas “apresadas” en una casa en cambio de dinero. Los jaleos y el sexo son los principales llamamientos de audiencia. Lo humano nunca fue tan expuesto y procurado. Parece bueno saber que no eres tan distinto de los que están allá.
Después culpan a los medios por la influencia negativa al telespectador. Sin embargo es necesario acordar que el canal también es influenciado por su público, pues si tales programaciones tienen audiencia es porque hay quien las asisten, y esto es una señal de aprobación para que las emisoras continúen exhibiéndolas. No es mi deseo provocar una confusión, pero creo que se define el nivel cultural de un pueblo por las cosas que se mira. Al fin, se debe respetar los gustos ajenos y punto final.
Pobreza es una palabra que lastima… En el alma. Si esta tuviera “cojones” el dolor sería en ese lugar. La imagen que se tiene de la pobreza es siempre de aquellos niños delgaditos y barrigudos que sufren con el hambre. Muchas veces se dice que se es de “clase media baja”. Repara que, quien fue pobre nunca dijo que desciende de “familia pobre”, pero de familia “humilde” u “obrera”, lo que no significa nada: hay pobres más soberbios que muchos ricos, que quieren mostrar algo que no son. En Brasil, por ejemplo, hay una metáfora para eso: “comer la sardina y eructar el caviar”.
Todo ex pobre se esfuerza al máximo en ocultar su pasado, pero cuando se trata de política busca hacer el contrario. Las personas valoran el apego a las raíces, de decir que el dinero no ha cambiado el carácter.
Existe un truco antiguo, pero aún es muy bueno: abrazar y besar los niños pobres para conquistar a los electores y lograr votos. La prueba de eso es que quien aprecia los comicios son los políticos y los pobres, pues siempre están llenos de gente. ¿Ya percibiste que cuando pasa un coche con candidatos famosos algunas personas corren para apretar su mano y coger una octavilla?
Hay una frase muy chistosa que dice que ‘los pobres de espíritu heredarán el reino de los Cielos’. Si no fuera Bíblica, yo diría que fue algún líder religioso que la escribió para poder quitar hasta el último centavo de sus fieles o ilusionarlos para que no se sintieran menospreciados por “Dios”. Todo el mundo sabe que a nadie le gusta ser pobre, y si lo es, seguramente por falta de opción. Dicha expresión confunde a mucha gente, pues lo que se imagina de la “pobreza de espíritu” es la de un individuo mezquino, tonto y que tiene rabia de la vida.
La pobreza sólo no genera lucro al pobre, pero es sinónimo de audiencia para los ricos.