Revista Literatura
Poema Azul.
Publicado el 19 diciembre 2010 por ZeuxisPara daLi porque te sobraron las palabras…
Algunas veces la obsesión por el azul me hizo recobrar tu nombre:
Sonrisa acosada por la violenta alegría
de unos ojos casi a punto de pulverizarse.
Eran días perdidos
en la mirada de un lejano paisaje sofocado de azul horizonte,
Eran noches desveladas, contraídas
contra el sueño del brotar de un hilillo deseoso.
Mientras me sobrevivía al tiempo sobre
la velocidad de mis aletargamientos,
Cuantas veces procuré apretar mis párpados
hasta el desfallecimiento de la piel obligada
Intentando que mi cuerpo se desmigajara como las esponjillas
Que los niños quemábamos
con loca euforia en la navidad de nuestras primeras travesuras.
Las virutas de palomillas o la harija,
revolcada por la confusión de mis sentimientos,
eran la única intención impertérrita de mi carne.
Pero solo regresaban a mí
tras un leve anaranjado perdido en la inmensidad de tu azul;
mis congojas desoladas
de no poder fabricarte con el viento y la danza de las abejas.
Pienso en el polvo que va prodigando
el significado árido de cualquier abandono
Y me invade el color de pelusa de coco
que hace brotar desde tu mirada la sed,
Tus manos lisas como barras de jabón
puestas de pronto piedras en el desierto
Y vuelvo a mis intentos de imaginarte prendida
como una bellota fucsia entre los platanales.
Vuelvo a mis ganas de devorarte por sorpresa
en una cereza pulida de violeta
Pero nada puedo realizar contra la impotencia de sentir
tu azul en mis vivencias.
Me dijiste en un día tan casi lleno de nada
que te bastaba con imaginar un azul preciso
para sentir el deseo
y me perdí en la geografía de todos los colores
arriesgándolo todo por encontrar
la clave de tu rostro esplendente de satisfacción.
Algunas veces,
ahora todo es olvido,
presentí el desplome de tu azul
sobre ciertas cosas sencillas e inolvidables:
sobre el lomo de doce pescados que me alejaron
del mar que me rodeaba hasta la noche.
sobre el azul encontrado
en las alas de una libélula que semejaba juguetear con mi mirada.
sobre una piedra avasalladora de casi todos los azules exóticos,
escondida en lo más profundo de una catedral,
sobre el plumaje de un ave que inventó
el canto del crepúsculo
o sobre la soledad
de una orquídea que presentía el salvajismo del trópico.
Alguna vez sobre el intrincado sopor de una llanura
- idéntica hasta el infinito del paisaje -
Pude apreciar un arco iris que apretaba en sus colores un azul distraído.
Quizá ese día pude haberte tenido con todo tu secreto,
Quizá ese día alcancé a consentir ante mis ojos postergados
lo que era el azul de tus salaces inmortalidades
Esa noche dormí sin pensar en ti
Ahora sigo insistiendo en la búsqueda o en el olvido
que se parecen mucho a un blanco horroroso,
me aburro en la quietud de los colores que no me dicen días.
Plagado de neurastenia sigo a la espera
de un arco iris tenaz
para salvar de su ahogamiento
tu azul distraído.