Comenzamos con el libro La transfiguración de la Lira y el poema que abre dicho título, del ya lejano 1984.
Confiando que sirva de utilidad a los interesados en estas ediciones ya agotadas de mis poemas, queda aquí esta iniciativa con mi más sincera gratitud por tan benevolente disposición hacia mi modesta producción poética.
ELEGÍA BREVE
Escogiendo del néctar el espejoestaba, cuando (lágrima el reflejoo estrellas tibias, o posible lavatrasudando) mostrabade quien es tenue velola ya invisible frentedesvanecida y, aun evanescente.
Aunque sueño deshace la corola,intacta se dormíadonde la noche nace o muere el día:Y abejas la amapolaen ruedo rumorosas al reposo,aureola le ungían en revuelode los cálices puesto inordenados,trémula, sí, del suelocon gestos lamentándose alterados.
Hacía lo indeciso de su vueloel ave, sin espuma, honesta nave.La muerte del espejovigilante; ya cálido el olvidola vida inscribe del proclive paso–fuerza todo y rechazo–:
Sus alas dejará, que no su nidoporque desvaneciese al roto instante,vuelo el reflejo y vidrios el semblante.
Francisco Acuyo, de La transfiguración de la Lira, 1984
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