U na arritmia de pesares
se mece sobre mi vientre
dejandome sentir mariposas
avernales, misteriosas y persistentes
que atormentan a los pecadores
engulliendo remordimientos añejos
y defecando a su paso soledad
debajo de las pieles marcadas
con guallones y raspones
de una vida gozada.
Con cuero cabelludo entre las uñas;
descueradas y mordidas
al fallar manejar el escape
de un trastorno sádico
al que llaman desamor.