Eres parte de mi
porque yo te cree
así,
como dios del Olimpo.
-Zeus, Afrodita, Poseidón …
¡qué mas da!-
esa parte absurda y pretenciosa
que no muere nunca y para colmo
va clavándome las uñas
-o el tridente ¡qué mas da!-
en el centro de las tripas.
Vas comiéndome por dentro,
animal hambriento de hijos.
Reduciéndome
a corona y trono.
Apoderándote de todo
-vísceras,
órganos,
vasos sanguíneos-.
Precipitándome al abismo
de no sentir más que náuseas.
Y cuando lo consigas,
cuando desaparezca por fin y te halles
en el panteón oscuro del olvido
valorarás la vida
humana y poca
que nos queda.
A. M.