POLIFEMO
"POLIFEMO"
Edición original en vinilo: mayo 1976
Se veía venir. Antecedentes suculentos detrás de las bandas más influyentes del glorioso rock nacional de los ’70; talento insuperable que ya por entonces los perfilaba como virtuosos del movimiento; y un fogueo previo en las filas de un ilustre legendario algo decían cuando el power-trio Polifemo abrió su ojo ciclópeo a fines de 1975.
Tras la emoción que quedó detrás del Adiós de Sui Generis en los inolvidables conciertos del Luna Park, era obvio que Rinaldo Rafanelli y Juan Rodríguez posaron para la foto como los dueños de una poderosa sección rítmica que ya no se bajaría del escenario. Menos aún cuando la guitarra que faltaba venía firmemente sujeta a las manos de David Lebón... ¿Qué más podía pedirse?
El primer paso del novel trío, el simple "Suéltate rock and roll" (Lebón)/"Vamos tranquilos" (Rafanelli), pareció un eficaz mensajero de su esencia musical. Tranquilo hacedor de un rock suelto y contundente, no obstante Polifemo se deslizaba lentamente hacia una apertura de mayor avanzada cuando para la grabación de su LP debut saludó en sus filas a otro personaje de leyenda que de por sí solo aportaría su renglón en la etiqueta del super-grupo: el rosarino Ciro Fogliatta en teclados. Cartón lleno.
Sin embargo, no parecían soplar buenos aires para una reunión de talentos como esta. Ni bien llegó a las bateas, "Polifemo", el álbum, fue bajado de un hondazo por gran parte de una crítica que no le encontró ni un acorde digno de mención. Vaya uno a saber con qué vara midió la crítica este álbum, pero tanto su dictamen como la más bien nula difusión radial del disco fueron suficientes para desalentarnos a muchos párvulos que por entonces solíamos dar crédito a la opinión de los que sabían.
Hubieron de pasar casi 30 años para que la casualidad me enfrentara nuevamente a "Polifemo". Y menos mal que uno casi siempre está a tiempo de subsanar errores u omisiones. Porque aún cuando podría reconocerse que no se trata de un disco perfecto, que pudo haber estado mejor producido y que pudo haber alardeado de un arte gráfico de calidad acorde con la época... bueno, sin mayores preámbulos... es un discazo!
De raíz rockanrollera, sí, pero bien empapado en esa onda progresiva que venía picando fuerte en el ’76 con los pioneros Crucis, MIA y Espíritu, "Polifemo" no se queda corto y se pone a la altura de los cuatro monstruos sagrados que supo convocar, presentes con voz e instrumento en cada minuto de su música.
Concebido en un mano a mano entre Rino y "El Ruso", cada uno aportando y cantando sus propios temas, el disco refleja fielmente lo que es dable esperar de uno y de otro, permanentemente apuntalados por la eficiente batería de Rodríguez y los teclados surtidos de Fogliatta. Musicalmente, el material de Lebón arrastra reminiscencias de su magistral álbum solista de 1973 y es el que empuja más para el costado progresivo con la delicada creatividad propia de David, a la vez que Rafanelli ataca con un contrapunto más rockero imponiendo ese bajo -como él sabe hacerlo mejor que ninguno- en un primerísimo plano que ha marcado todo un símbolo para el rock nacional.
Sin excepción, los siete temas originales del álbum (la primera edición en CD incorporó además las caras "A" y "B" del simple debut) contienen excelentes momentos que muy probablemente lleguen al pico en "Dueña del confort", un temazo de Rinaldo con impecable instrumentación, alocada zapada en el medio y versos dedicados, según se cuenta por ahí, a la entonces esposa de David, Liliana Lagardé.
Escuchando hoy la fresca y saludable propuesta de "Polifemo" uno pondera sobre los casos amargos del rock. Casos que barrieron con el potencial de todo un super-grupo, cuyas ilusiones cayeron bajo la apatía de una prensa inapetente ante el manjar que tenía entre manos, dejando al descubierto lo que la aventura sonora bien escondía: "Sé que a la distancia, con David Lebón tengo un feeling fuerte, aunque no podemos estar más de un día juntos por incompatibilidad de caracteres", confesaba Rino en una lúcida entrevista de Clarín allá por el 2000... y eso que entre Rino y David hubo (hay) una relación de cuasi-hermandad desde su mismísima adolescencia.
En fin. Los que en su momento abandonaron injustamente a "Polifemo" en un polvoriento rincón olvidado vayan a descubrirlo ahora, como hice yo. Al fin y al cabo, no se pueden cerrar los ojos y oídos si por ahí andan dando vueltas Lebón, Rafanelli, Rodríguez y Fogliatta, ni más ni menos! Precisamente porque este que nos ocupa es sin duda todo un discazo, producto del que -en una modesta opinión personal- sería el ancestro perfecto de otro super-grupo cuyo carisma llegaría en 1978 para quedarse definitivamente anclado en la historia del rock argentino: uno que se llamó Seru Giran. Pero esa es otra historia.