Por muchas cosas que leo, no puedo nunca, ni me acostumbraré, al maltrato de los animales, ni puedo atender a esa gente, que se deshace de un modo inhumado, de sus mascotas, con lo fácil que es, si se ve que no se puede cuidar de una animalito, no tenerlo o si se comete, el error de tenerlo, dárselo a alguien o llevarlo a algún centro de acogida, donde su vida, pueda ser más o menos feliz.
Poppy, un cachorrito de Staffordshire Bull Terrier Apollo, de tan solo 10 semanas, tenía, la aparente suerte de tener un hogar y unos amos, que se suponía le iban a dar un hogar y cariño, pero no fue así, tuvo la mala suerte de dar con unos desalmados, que no se les ocurrió, otra cosa, que encerrarlo en un maletín de un ordenador portátil y a abandonarlo a su suerte debajo de unos arbustos en una carretera.
Pero por suerte para Poppy, un viandante que daba un paseo, vio el maletín y notó que se movía, así que no dudó en agacharse a recogerlo y cuál no sería su sorpresa al encontrarse con el cachorrito y como él no podía hacerse cargo de él, lo llevo a un centro de acogida de Wood Green en Godmanchester (Reino Unido), donde pudieron comprobar, que a pesar del mal trago, estaba en perfecto estado y con muchas ganas de jugar.
De momento como no tiene casa, vive con un empleado del Centro, en espera de que alguien lo adopte, que a la vista de esos ojillos llorosos y tiernos, seguro que encuentra un hogar donde crecer, mientras hace las delicias de sus futuros dueños y también los desesperará con sus travesuras.
Me encantaría encontraran a sus anteriores dueños, y los metieran en una maleta y los tiraran al Támesis, sin posibilidad de que nadie los rescatara