Por cierto ¿hoy es domingo?, se preguntaba el anciano sentado en su incómoda silla con una plataforma de madera que le impedía levantarse a vagar por los angostos pasillos de aquella residencia maloliente.
Golpeaba fuertemente con sus nudillos una y otra vez intentando zafarse de aquel obstáculo manteniendo la mirada fija en un punto negro y la mente vacía de sus miserias. Sintiendo cómo una lágrima de soledad recorre lentamente cada uno de los surcos de su piel.
Por cierto ¿hoy es verano?.
Por cierto, ¿quién soy? Y esos besos que recibo, por cierto, ¿de quién son?...
Autora: Emibel