Por favor lee mi libro

Unos meses atrás visité una feria del libro que se realiza cada año en estas tierras. Entre la gente que conocí estaba un hombre que trabajaba entonces para una editorial. Me dijo que en su opinión y tomando en cuenta los números que había visto, la venta de libros electrónicos no era muy buena. “No vende ni una quinta parte de lo que venden los libros impresos”, me dijo, “no hay nada mejor que publicar con una editorial”.

Esto me dejó pensando por días, hasta que cierta noche abrí mi Kindle y encontré una colección de más de cincuenta libros gratuitos que me habían recomendado en el último mes. Todos descargados de forma legal y esperando por ser leídos. Entonces me pregunté por qué tenía tantos libros como esos.

Otros días pasaron hasta que una coincidencia me llevó ante una página en Internet donde un fulano hablaba y se quejaba de la nueva metodología de Amazon de pagar por página leída y no por libro, como era antes. Mucha gente lo apoyaba. Descubrí que se trata de un segmento en el negocio que vende los “Aprende X en Y simples pasos”. Un grupo que había encontrado un nicho y que exprimía los billetes escribiendo libros que les tomaba unos cuantos días concebir.

Luego encontré un libro que hablaba sobre estrategias de mercadeo para libros electrónicos y entre las curiosidades mencionaba técnicas para conseguir más ventas. Una de ellas consiste en regalar tu libro durante unos días, esperando que algunos lean y pasen la voz. El problema con esta técnica es que hoy día hay tantos libros electrónicos nuevos que se publican todos los días, que hay cientos de libros gratuitos por leer en todos lados.

Entonces viene lo feo del asunto. Resulta que por unos pesos puedes hacer que una empresa le diga al mundo lo maravilloso que es tu libro. Les llamo “Los Infladores”. Todo es cuestión de marketing y nada tiene que ver la calidad del libro.

Luego están las listas de Best Sellers. En muchas ocasiones, según he leído aquí y por allá, estas listas no son neutrales y manipulan a la gente para que compre un libro que es un “Seller”, pero no tiene nada de “Best”.

También están los “Encantadores”, aquellos que por unos pesos pueden llevar la voz aquí y allá para dar a conocer tu gran obra maestra.

Todos los estos descubrimientos me hicieron darme cuenta de dos cosas muy serias:

1) El negocio de la venta de libros está viciado, como cualquier otro mercado en nuestro mundo.

2) Existen tantos, pero tantos escritores tratándose hacer escuchar, que la oportunidad de ser leído es diminuta o muy cara.

Me sentí tan traicionado, tan desilusionado, que dejé de leer y escribir por un tiempo.

Vivimos en una época muy emocionante donde cualquiera es capaz de hacer cualquier cosa, pero somos tantos que muy pocos tienen la oportunidad de lograrlo. 

La gran mayoría de los escritores publican libros hoy en día y luego salen a las calles a gritas de vez en cuando “Por favor lee mi libro”.

Cuando llegué a esta conclusión caí en la cuenta de algo que me habían repetido muchas veces en muchas otras situaciones distintas: para sobresalir hay que ser diferente.