No tienes que sacrificarte.
No tienes que hacer tareas a beneficio de otros, cuando esos otros pueden hacerlas por sí mismos, y eso te deja sin recursos (no tienes que sacrificarte).
No tienes que seguir viviendo conforme a ideas que no te convienen, conforme a parámetros en los que estás "mal", con los que siempre pierdes (no tienes que sacrificarte).
No tienes que pagar culpas por no ser perfecta; no tienes que compensar tus faltas dando lo que deberías guardar para ti misma (no tienes que sacrificarte).
No tienes que seguir viviendo como has vivido, si no te hace feliz; no tienes que seguir haciendo lo que has venido haciendo, y sobre todo: no tienes que evitar problemas a costa de tu salud y tu paz (no tienes que sacrificarte).
Entiendo que es difícil. Si yo tuviera tus ataduras, me las sacudía en un dos por tres; pero fue muy difícil para mí -realmente muy difícil- empezar a quitar las mías... todavía acaricio las cuerdas y extraño el dolor de las extremidades amarradas -¿ya estoy libre, de verdad?-. Entiendo si no te mueves.
En la medida de mis posibilidades, mientras lo permitas, voy a seguir repitiendo: no tienes que sacrificarte.
Silvia Parque