—Buenos días, parejita, se os ve tan felices —saludan los vecinos.
Revista Talentos
Los maullidos se confunden con su llanto. Para los ruidos a deshoras, los cristales rotos, las marcas en la piel y los ojos llorosos, el gato también sirve de excusa. De puertas afuera, sin embargo, luce un sol radiante.
—Buenos días, parejita, se os ve tan felices —saludan los vecinos.
—Buenos días, parejita, se os ve tan felices —saludan los vecinos.