Revista Diario
Por los tiempos incorruptos
Publicado el 02 agosto 2013 por QuiqueAlaska, 2 de agosto de 2013,
Estoy con las 900 páginas de Los ángeles que llevamos dentro, lo último del científico Steven Pinker, regalo de Rafa. Pinker pretende demostrar que vivimos en una época en la que la violencia ha disminuido enormemente en comparación con tiempos pasados, algo muy poco intuitivo si pones la tele y topas con Irak, Afganistán, Siria o Egipto. Pinker se graduó en la universidad en 1976. Si alguien en esa época hubiera predicho muchas de las cosas que pasaron después - el fin de la Guerra Fría, la alianza comercial con China, la caída del Muro de Berlín, la desaparición de la Unión Soviética por voluntad propia, la implantación de democracias liberales en gran parte del mundo- le hubieran tomado por un chiflado o, como dice el propio Pinker, hubieran sospechado que el orador "todavía estaba flipando con el ácido de Woodstock". Sin embargo, todo eso ocurrió.
Muchas de las cosas que hasta hace muy poco tiempo se aceptaban como normales o plausibles, la violencia contra las mujeres, el maltrato contra los niños, la violencia entre los hombres para defender su honor, etc. nos producen ahora repulsa. Para poner un ejemplo más cercano a la educación social, muchos profesionales defendían hace tan solo una décadas cosas como la "hostia pedagógica" (sí, niños, han oído bien) que nos producen hoy sonrojo.
Estoy por la página 90 y todavía no he descubierto qué es lo que hemos hecho bien para que la violencia haya disminuido tan radicalmente a lo largo de los siglos (no sé preocupen, me chivaré cuando Pinker me lo cuente). Pero me he permitido hacer un paralelismo de estar por casa con sus planteamientos y la corrupción que "vive" nuestro país. Digo "vive" entre comillas, con la rabia que me da poner algo entrecomillado, porque la corrupción siempre es algo pasado, y más con la lentitud de la justicia en nuestro país.
¿Estaremos asistiendo a un cambio de perspectiva donde la corrupción ya no es aceptada por la opinión pública? ¿Querrá eso decir que los próximos tiempos tendremos una país donde la transparencia, la honestidad y la responsabilidad de los políticos serán la normalidad?.
Alguien podría objetar que eso siempre ha sido así, que la opinión pública y los medios de comunicación en España nunca han aceptado la corrupción. Eso es una falacia. Obviamente que la responsabilidad es del que se corrompe, pero creo que no hubiera habido los niveles de corrupción que se conocen sin una cierta connivencia de la ciudadanía, un mirar para otro lado. Todavía recuerdo el día que Maragall dijo en el Parlamento de Cataluña aquello del 3% y en Cataluña la opinión pública y los medios de comunicación apenas se inmutaron. Ese 3% y sus correlatos salpica ahora a muchos partidos. Parece que ha hecho falta una crisis para que la opinión pública se indigne.
Evidentemente todos los políticos españoles no son corruptos, pero pertenecemos a una generación que miraba con cierta indulgencia, cuando no envidia, el pelotazo, el enchufismo y el caciquismo. Los que se enriquecían a golpes de 3% o utilizaban sus pueblos como trampolines eran para el propio pueblo los listos. Los otros, los trabajadores honrados eran los perdedores. Cuestión de valores. Ese laissez faire, esa levedad tramposa se ha visto una vez más en las últimas comparecencias de nuestros líderes. Rajoy no estaba en la tribuna por un impulso de normalidad democrática, la obligada explicación a los ciudadanos de un asunto muy grave, sino por una cuestión de cálculo: la bola lanzada por El Mundo se iba haciendo cada vez más grande. Quizás nuestro presidente sea inocente, pero la justificación de los hechos volvió a ser ayer, aunque él dijera que no iba a utilizarlo, el boomerang de esta legislatura : el decepcionante "y tú más". Claro que enfrente tenía al líder de una oposición que se ha dedicado a hacer lo mismo cuando le han recordado las vergüenzas de su partido. El caso de Cataluña es también muy sintomático. Comparece Artur Mas por el caso Palau y no lo hacen Pere Navarro, Alicia Sánchez Camacho y Oriol Junqueras, principales lideres de la oposición, que delegan en sus segundos el debate. Osea, ningunean la lucha contra la corrupción. Quieren evitar el "y tú más" o hacen cálculos sobre lo que más conviene a sus carreras y a sus partidos. Vergonzoso.Es otra generación. Somos de otra generación. Tiempos en los que se hicieron cosas tan extraordinarias como la transición, pero también tiempos en los que la democracia, el poder y el dinero se mezclaron en vena demasiado rápido.
Pinker igual me daba una colleja por la licencia, pero me he permitido ser tan optimista como él lo es en el asunto de la violencia. Creo que la sociedad española va a ser de ahora en adelante más vigilante consigo misma y va a ser más beligerante con la corrupción, la propia y la de los demás. Seguirá habiendo corruptos pero ya no les reiremos las gracias.
O es que ya es agosto, ya es el calor y los tiempos lánguidos y felices. Y yo sin ningún ácido de Woodstock.
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