Evitaban pronunciar ciertas palabras para que no fuera muy evidente lo que ante los ojos de los demás era algo muy normal. Pero vivían en su mentira y llegaron a creer, que evitando lo inevitable sus vidas serían mucho más fáciles. No tuvieron en cuenta que el corazón se creó con un fin y que además... es indomable.
El cuerpo atiende a razones inexplicables y difíciles de disimular. Pero... ahí estaban las miradas que todo lo suplicaban, que todo lo relataban y ese brillo en los ojos que pocos saben despertar ante las caricias de verdad.
Inventaron un lenguaje entre canciones, gestos y mensajes que día a día en lugar de unirlos, los separaba.
El calor del verano los unió y el invierno se encargó de enfriar el fuego en el que habitaban cuando se atrevían a vivir lo que sentían. La distancia los unía aún más, entre ese juego de laberintos que habían creado y del que ya no sabían cómo escapar.
Y se pasaron la vida cortándose las alas por miedo a volar, hablando a gritos en sus miradas lo que sus corazones callaban. Y jugando a encontrase, se perdían entre la gente.
P.D. Detrás de cada puerta hay un miedo en construcción y un tal vez siempre durmiendo...
Si de verdad quieres a esa persona demuéstraselo, que la vergüenza dura solo un momento y la duda toda la vida...