Revista Talentos
¿Por qué Bolivia no tiene literatos conocidos en el mundo?
Publicado el 19 agosto 2011 por PerropukaNunca he estudiado literatura, ninguna carrera de letras, filosofía o similares, no tengo obsesión por ningún autor, he procurado leer todo lo que me ha caído, desde cómics hasta gruesos libracos. Algunos por recomendación, otros por obligación académica, muchos por vía mediática, pero mayoritariamente por descubrimiento propio. Algunos autores me dejan anonadado, otros me enervan, alguno que otro me manda a dormir y aunque tengo favoritos, definitivamente soy más de obras que de autores. Soy un lector habitual y todavía joven, es más no presumo de biblioteca, no tengo más de una veintena de libros propios, lo digo por si acaso para no ser tildado de ‘ratón de biblioteca’. El vicepresidente de mi país presume todo el tiempo de su colección de 20 mil libros, para que todo el mundo se entere y para restregarnos que es más listo que nosotros, será por eso que ha encanecido prematuramente. Yo soy un tipo bastante normal, no uso lentes, ni tengo el cuerpo pálido ni esmirriado, ni las canas amenazan mi tejado, hago bastante ejercicio y le doy duro al balón cada vez que puedo.Para qué tanto rodeo pensará alguien, perdonen las molestias, necesitaba contextualizar mi circunstancia sobre una cuestión que hace años me carcome, una inquietud que me preocupa bastante acerca de la literatura boliviana. Todos los países tienen escritores representativos y/o conocidos que uno recuerda con relativa facilidad. Voy a citarlos porque los tengo bien fijos en la memoria ya que los evoco cada vez que asocio un país con su literatura. No voy a incluir a los “pesos pesados” como México, España o Argentina -ni a Brasil por razones idiomáticas-, que por ser economías mucho más grandes y con realidades socioeconómicas muy distintas de Bolivia, la comparación no viene al caso. Concentro mi atención en naciones más “cercanas” a la nuestra, ya sea por economía, población o cultura. Comenzaré por citar inevitablemente a García Márquez, (Colombia) y Vargas Llosa (Perú). De norte a sur del continente, voy recordando a Miguel Ángel Asturias y Augusto Monterroso(Guatemala), Alejo Carpentier (Cuba), Juan Bosch (R. Dominicana), Rubén Darío (Nicaragua), Rómulo Gallegos (Venezuela), José Eustasio Rivera (Colombia), Cesar Vallejo y Bryce Echenique (Perú), Pablo Neruda y Gabriela Mistral y aunque me pese, Isabel Allende(Chile), Augusto Roa Bastos(Paraguay), Mario Benedetti y Eduardo Galeano (Uruguay). Obviamente he pasado por alto algunos países, porque no recuerdo a ninguno de sus literatos, tal vez por no ser tan conocidos como el resto o no he tenido la suerte de acceder a sus obras. Mucho me temo que Bolivia comparte la suerte de los países latinoamericanos que no he citado, estoy casi seguro que no pintamos nada, ni en el mundo literario. No me extrañaría, considerando que no hacemos nada por desmentir ciertos mitos como el ser universalmente conocidos como “el país del altiplano”, cuando la mayor parte del territorio pertenece a la cuenca amazónica, con sabanas similares a los llanos venezolanos, pantanales y selvas como la brasileña, llanuras casi desérticas como el chaco paraguayo o valles fértiles como los colombianos. Pero en la imagen internacional, Bolivia es infortunadamente sinónimo de “altura, lago Titicaca y el salar más grande del mundo”, ¿responsabilidad del mundo?, no lo creo, cuando nosotros mismos no hemos hecho otra cosa que promocionar nuestro turismo con postales de indígenas ataviados con ponchos y gorros, acompañados de su llamita. Y si no lo ha adivinado usted, la mayor parte de la literatura boliviana desde siempre ha girado en torno a la temática indigenista o costumbrista, no estoy reprochando ese afán de reivindicación, pero después de más de medio siglo, de seguir con la misma cantinela, nuestra narrativa no deja de ser un producto exótico para el mundo. Visto así, ¿quién nos va a leer? Además, había olvidado que aquí nos especializamos en folclore (tenemos la “mejor música del mundo, el mejor carnaval del mundo, las mejores danzas del mundo”), porque ya ni fútbol de nivel producimos, ¿para qué gastar energías en tonterías literarias?, no hace falta que el mundo nos lea, somos así, folclóricos hasta la náusea, nos creemos el ombligo del mundo. Y el mundo se ríe de nosotros.Sé que tenemos buenos narradores y poetas, la mayoría es inmensamente desconocida, aún para nosotros, salvo los que hemos leído en la escuela por obligación. Podría citar obras de profunda belleza y autores influyentes en el ámbito nacional, pero ese no es el caso. La narrativa actual poco puede hacer para darse a conocer más allá de las fronteras, no tenemos políticas gubernamentales para fomentar el arte y la literatura. Por poner un ejemplo, el Premio Nacional de Novela, (prácticamente el único), apenas retribuye con 5000 dólares al ganador, cuando en cualquier ayuntamiento de una ciudad pequeña de España se premia con 5000 euros o más. Así, quién se va animar a escribir sobre algo. “La economía del país no alcanza para tanto”, dicen los burócratas de turno, pero inexplicablemente se ha gastado 38 millones de dólares en la adquisición de un lujoso avión presidencial, tan ejecutivo que es idéntico al que utilizaba el equipo más caro del mundo, el Manchester United para el desplazamiento de su lujosa plantilla, pero aquí nos damos la prerrogativa de disponer el avión para un “jugador de lujo” que va de ciudad en ciudad, inaugurando canchas de césped artificial y que no contento con inaugurarlas, se da el gusto de jugar partiditos como lo hacía el Loco Bucaram de Ecuador.Agotado de ladrar, le voy a pedir un último favor, estimado lector de otro país, le hago la inevitable pregunta: ¿Si digo literatura boliviana, qué nombre se la viene a la cabeza inmediatamente? No recurra a la trampa del google, sea honesto consigo mismo. ¡Se lo ruego, dígame un sólo nombre!.