La próxima vez que te encuentres en una pradera vacía, la playa o el desierto, prueba a hacer este experimento: tápate los ojos y trata de caminar en línea recta.
Es imposible: sin ser consciente de ello, volverás al punto de partida. Los científicos llevan años tratando de explicar por qué caminamos en círculos cuando creemos que vamos derechos. En sus experimentos se han servido de sujetos que caminan, nadan o incluso conducen un automóvil. En todos los casos, la respuesta es esférica. Si no disponemos de un punto de referencia externo, como el sol, la luna o una montaña, tarde o temprano volveremos al punto de partida, como un boomerang.
Puede ser un gran círculo, y puede que tardemos bastante en volver al punto de partida. Lo que es seguro es que no sabrás lo que está ocurriendo hasta el final, porque tu tozudo y pequeño cerebro está empeñado en convencerte de que te estás moviendo hacia adelante. Que levante el dedo gordo del pie quien no haya tenido esta experiencia en la vida "real". No hace falta irse al desierto.
Este año se cumple el 30 aniversario de la publicación de El Nombre de la rosa, esa novela redonda donde nada es lo que parece. Y mira por dónde que Umberto Eco, su autor, publica unas interesantes reflexiones sobre Wikileaks que enlazan con el tema del círculo.
Dice Eco, provocativamente, que la tecnología avanza como un cangrejo: “Un siglo después de que el telégrafo sin hilos revolucionara las comunicaciones, Internet ha restablecido un telégrafo con hilos (telefónicos). Los vídeos (analógicos) habían permitido a los estudiosos del cine investigar una película paso a paso, haciendo avanzar y retroceder la película y descubriendo todos los secretos del montaje, mientras que ahora los CDs (digitales) sólo permiten saltar de capítulo en capítulo, es decir, por grandes secciones (....)".
¿Caminamos en círculos o hacia atrás, como apunta Eco?
Decía al principio que los investigadores ignoran a qué se debe esta forma de proceder. Descartan que tenga algo que ver el hecho de que seamos diestros o zurdos. Lo que está claro es que la vida no es nada cuadriculada. Observa la respiración, el sistema circulatorio, la expansión y contracción del universo. La rueda del karma, el ying y el yang, los uróboros, los mandalas... y las artes, que a menudo nos hablan de viajes que finalizan en el mismo punto de donde se partió.
En la iconografía alquímica el color verde se asocia con el principio, mientras que el rojo simboliza la consumación del objetivo.
¿En el mismo? No exactamente. Como recordaba Vargas Llosa en su discurso de aceptación del Nobel, "la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible". O, si se prefiere, de cuadrar el círculo.