¿Por qué es malo ser diferente?: FEC, Capitulo 10

Publicado el 16 julio 2014 por Shannon P.j.
Viernes 30 de septiembre 
8:20 am 

Desde que casi un cuarto de la escuela presencio cómo la policía se llevaba a Edd Filtch esposado, el 80% de los, entonces ignorantes, se enteraron para el final del día que el responsable finalmente había sido encontrado. Inclusive Maddi Weaven se había acercado a Lara para disculparse por haberla acusado. 
Sin embargo, nada fue más desconcertante cuando ayer por la tarde Lara se había propuesto hacer la tarea de matemáticas y una misteriosa nota que decía: Susan se lo merecía, ¿no lo crees?, apareció de entre las hojas. Lara no pudo evitar sentir escalofríos al recordar que horas antes Edd Filtch había sido hallado culpable, incluso que le había guiñado el ojo el mismo día en que el Director McLuhan y la Dve. Richardson entrevistaron a todos. 
Lara estaba tan asustada que no prestó atención a la dramática entrada de Susan Evans. En ese instante todos en el pasillo guardaron silencio absoluto, Susan recorrió el pasillo hasta donde su mejor amiga, Maddi Weaven, se encontraba, como si nada hubiese pasado. No fue hasta que el timbre sonó que Lara noto la presencia de Susan, quien de vez en cuando la veía con desdén desde su posición. Lara esperaba que con algo de suerte la clase de la Sra. Arely la distrajera. 
—De acuerdo, todo aquel que pretenda chismorrear sobre Edd Filtch le sugiero que salga de mi clase en este instante. Y será mejor que traigan la tarea con ustedes o de lo contrario los reprobare —amenazó la Sra. Arely, viendo fugazmente a todos en el aula. En ese instante una chica de cabello castaño, ojos marrones y sudadera roja se asomó a la puerta. Todos, especialmente la Sra. Arely se dirigieron a ella con la mirada—. ¿Se le ofrece algo? 
La chica se mordió el labio antes de responder. 
— ¿Es esta la clase de matemáticas? —parecía impresionada por el aspecto fúnebre de la Sra. Arely, como cualquier alumno nuevo. 
—Sí, así es, y usted debe ser Hillary Crows, ¿no es verdad? Llega tarde Srta. Crows y como imaginara yo no tolero los retrasos, así que le pido por favor que tome asiento inmediatamente y preste atención a lo que queda de la clase ya que usted ya interrumpió parte de ella —Hillary Crows tragó con fuerza y entro sin ver a nadie más que al escritorio vacío detrás de Lara—. Muy bien, como decía antes de ser interrumpida, pasare recogiendo sus trabajos —anunció la Sra. Arely y camino directamente a la primera fila junto a la puerta, recogiendo los deberes uno por uno. 
En cuanto Lara comenzó a buscar su trabajo desesperadamente y descubrió que tal vez, lo había dejado en la mesa del comedor, deseo profundamente ser tragada por la tierra. 
—Srta. Henderson —dijo la Sra. Arely con algo de odio—, no veo su trabajo. ¿Qué excusa me dará esta vez? 
Lara procuro no verla directamente, ya estaba condenada a la sala de castigos de cualquier manera. 
—La olvide. 
—Mjm —dijo incrédula la Sra. Arely—. Es esa siempre la excusa más patética, ¿por qué los estudiantes como usted no se limitan a reconocer sus faltas? Castigada Srta. Henderson, y usted también Crows, tal vez así aprenderá a no llegar tarde a mi clase de nuevo. 
El resto de la clase sonreía burlonamente, sin embargo nadie se atrevía a reír, por temor a ser castigados también. La temeraria Sra. Arely, continuó recogiendo trabajos y castigando a unos cuantos, lo cual alivio a Lara. Después de haber terminado, la Sra. Arely comenzó a dar el tema del día con lo que aburrió a toda la clase sin darse cuenta y dejó casi cien incisos de tarea. Todos protestaron con gestos y cerraron el libro de un golpe, felices de que la clase hubiese terminado. 
Sin embargo, Hilary Crows era ahora el centro de atención y para la hora de recreo ya casi medio mundo había olvidado que Edd Filtch estaba probablemente prisión. Aun así, unos poco les picaba la curiosidad y se asomaban a la mesa de Susan Evans con desdén para preguntar al respecto. Al final decidieron conservar su estatus social a perderlo, así que nadie supo nada al respecto por el resto del día. 
Cuando los libres se retiraron al final del día, los prisioneros de la Sra. Arely y el Sr. Tuckerman se tuvieron que conformar con pasar la tarde del viernes a regañadientes limpiando los salones de clases, los baños, la cafetería y el gimnasio. Al parecer ambos profesores confabularon para que los estudiantes hicieran algo productivo durante los castigos. Esta vez a Lara le tocó limpiar parte de la cafetería con Hilary Crows y por supuesto, el afamado trío compuesto por Mike Harris, Derek Kinner y Dean Songle. De nuevo Lara deseo desaparecer. 
—Propongo que cada uno limpie cinco mesas, de esa forma estaremos parejos —dijo Derek Kinner. 
Todos se vieron por un par de segundos, considerando la idea. 
—Ya que —dijo Lara, y tomó el trapo y el limpiador, y se fue la esquina junto a la cocina para comenzar a limpiar. Un par de segundos después el resto la imito y durante una hora nadie habló 
Aunque Lara pudo notar como Dean, Mike y Derek se veían entre ellos, u muy de vez en cuando se fijaban en ella como en Hilary. Lara sintió deseos de golpearlos, pues la idea de que intercambiaran miradas le incomodaba. Especialmente la de Dean... Hilary por su parte no parecía darse cuenta y limpiaba como si fuese la única en el lugar. Por alguna raza Lara su presencia no le molestaba. 
Lara y Hilary fueron las primeras en terminar, así que después de lavar los trapos y devolver los utensilios al armario de limpieza, y firmar la hoja de asistencia con la Sra. Arely, finalmente pudieron ver la luz del día. 
Y Lara sin querer, sintió que por lo menos debía de decirle algo a la chica nueva, no obstante fue Hilary quien hablo. 
—Podría sonar a abuso, pero se suponía que volvería a casa en el bus de la escuela, así que me preguntaba ¿si podrías llevarme a casa? Iría a pie y tomaría el autobús pero soy nueva en la ciudad, así que prácticamente no conozco nada ni nadie. 
Diablos, pensó Lara. De verdad quería ayudar a Hilary, tan solo existía un problema. 
—Yo, bueno… yo no tengo auto por el momento. De hecho tomó el autobús, de veras lo siento. 
—Oh —fue todo lo que Hilary pudo decir porque en ese momento Dean se apareció con Derek y Mike discutiendo entre ellos por detrás. 
—Tal vez alguno de ellos te pueda ayudar —sugirió Lara. 
—No lo creo —dijo Hilary apresuradamente— preferiría perderme a ir en auto con chicos extraños. 
— ¿Qué tal si Lara nos acompaña? Ella nos conoce —dijo Dean alzando las cejas. 
—Sigue soñando —repuso Lara— el autobús es mejor, muchas gracias. 
— ¿Cuál es el problema? Creí que estábamos a mano —inquirió Dean, en ese momento Mike y Derek dejaron de pelear, ambos veían con interés y Hilary con confusión. 
— ¿Y por eso debo abrazarte y llamarte amigo? Ninguno de ustedes es mi amigo, pero aceptare solo porque no voy a dejar que Hilary ande sola en una ciudad desconocida para ella. ¿De acuerdo? Ahora vámonos antes de que me arrepienta y algo más se te ocurra. 
Mike y Derek abrieron los ojos como gatos, mientras se reían y hablaban entre sí. Dean alzó las manos y comenzó a andar. 
—Como usted ordene su majestad —dijo Dean bromeando, guiándolas a su auto, que se encontraba estacionado a unos pocos metros. Mike y Derek en cambio, se fueron cada quien por su lado despidiéndose vagamente, dándole palmadas a Dean en la espalda. Éste se limitó a sonreír y sacudir la cabeza mientras abría la puerta del piloto y quitaba el seguro a las puertas. 
A Lara no le hizo falta preguntarle a Hilary que asiento prefería, porque obviamente iría atrás, así que cuando entro se armó de valor para permanecer al lado de Dean, Dios sabe cuánto tiempo. 
—De acuerdo, Hilary, tu di por donde —Hillary asintió y rebusco entre sus cosas un papelito mal cortado con una dirección anotada, y se lo dio a Dean, quien lo leyó inmediatamente—. Si, se exactamente por donde es, gracias —dijo devolviendo el papelito a Hilary y puso el motor en marcha. 
— ¿Seguro que no tendrás problemas por esto? —preguntó Lara de pronto sintiendo curiosidad. Ya que recordó la extraña conversación de ella, cuya entidad aparentemente trataba mal a Dean. 
Dean pareció notar lo que Lara insinuaba, porque su rostro se oscureció un poco. 
— ¿Qué problema podría tener? Todo lo que estoy haciendo es ayudando a dos compañeras de clases, a llegar sanas y salvas a sus casas —repuso haciendo énfasis en la palabra compañeras. 
—Claro que sí, tu eres todo un príncipe encantador —dijo Lara metiéndose a la boca una pastilla. 
Ambos intercambiaron miradas fugaces. 
—Por supuesto que sí —dijo Dean. 
Dean condujo un par de calles más abajo y se parqueó frente a lo que parecía ser la casa de Hilary, quien agradecida, se bajó del auto y no dudo en entrar. La casa tenía ese aire antiguo, no era muy grande pero si se veía espaciosa. El jardín lucía descuidado y por las ventanas se veía el desorden de la mudanza. Ambos observaron la casa por un momento, luego Dean giro el volante para salir. 
—Dean en serio, no necesitas llevarme a casa, puedo tomar el autobús. 
—Larisha deja que alguien haga algo por ti de vez en cuando, de verdad no me molesta. Me conformo con un gracias Dean. 
—Está bien, pero solo lo diré cuando este enfrente de mi casa. Por cierto, ¿qué hiciste para terminar castigado esta vez? 
—Oh, eso. Llegamos tarde a clase por culpa de la Sra. Arely, irónico ¿no? 
Bastante, pensó Lara. 
*** 
Lunes 3 de Octubre del 2011 
9:00 am 

— ¿Te importa si me siento? —preguntó Hilary con bandeja en manos. 
—No. 
—Por cierto, no pude darte las gracias por lo del viernes, note que tú y… ¿Dean? —Hillary parecía no estar segura de pronunciar bien el nombre— no se llevan muy bien que digamos, así que lamento haberte hecho pasar un mal rato. 
—Si bueno, está bien. Siempre y cuando no vuelva a suceder. 
— ¿De verdad crees que tendría problemas? 
—No lo sé —Lara se encoge de hombros y le da un mordisco a su manzana—, no conozco a su familia, sin embargo que son algo estrictos así que no creo que le permitan andar por ahí nada más. 
Hilary asintió y arremetió contra el filete a medio coser. Del otro lado de la cafetería Lara noto que Derek, Dean y Mike entraban en ese momento, los tres se reían de sus propias bromas, no obstante había algo raro en Dean, en ese instante Mike le propinó a Dean un puñetazo en el hombro al mismo tiempo que hizo una mueca de disgusto, seguramente por algo que le había dicho, y Dean se masajeo viéndolo severamente. 
— ¿Qué sucede? —preguntó Hilary girando la cabeza sobre su hombro para ver en la misma dirección que Lara. 
— ¿No notas algo extraño en Dean? —preguntó Lara sin dejar de observar su cojera. 
—Cojea, ¿por qué? 
—Por nada, solo quería confirmar que no estuviera alucinando. 
El timbre sonó unos diez minutos después y ambas se dirigieron a los vestidores para la clase de educación física, algo que ni a Lara o Hilary les hacía mucha gracia. En lo vestidores todas las chicas del onceavo grado se dedican a comentar sobre Hillary y Lara o Edd Filtch y Susan, quien aparentemente se ha decidido por no dejarse ver como una chica débil y asustadiza. 
Afuera en el campo, la entrenadora Regina ya las esperaba a todas con su silbato colgado al cuello y su sujetapapeles en la mano, tenía una mirada determinada y controladora. Especialmente sobre Lara y Susan. 
—Muy bien señoritas comenzaremos la clase con diez vueltas de calentamiento, para aquellas que no consiguieron clasificar deben de practicar sus destrezas en la pista si no quieren que las repruebe, ¡rutina, señoritas! —anuncio la entrenadora Regina para ser más específica—. En cuanto a ustedes tres —dijo señalando a Lara, Susan y Maddi—, realizaremos el entrenamiento bajo presión —la entrenadora sonrió y saco de su bolsillo un cronómetro— luego decidiremos las posiciones. Muy bien, ¡Andando jovencitas, a correr! —dijo soplando el silbato. 
Acto seguido todas comenzaron a trotar en círculo alrededor del campo, en tanto la entrenadora Regina las observaba y tomaba asistencia. 
—Henderson —llamó la entrenadora. 
—Presente —contestó Lara al tiempo que pasaba a su lado, a su derecha Hilary jadeaba con cansancio. 
— ¡Dios, creo que me desmayare! 
—No exageres, ¿que acaso no recibías educación física? —preguntó Lara dándose cuenta de cómo Susan iba empujando a todas las demás que posiblemente consideraba lentas. 
—No en Nashville —justificó Hilary, tratando desesperadamente de mantener su paso. Lara únicamente se rio de Hilary discretamente. 
Al cabo de unos minutos la entrenadora sopló el silbato de nuevo y todas fueron desacelerando el paso hasta acercarse a ella. De pronto Chantal Boers levantó la mano. 
—Entrenadora, ¿podemos ir por nuestras botellas de agua? 
—No debería —murmuró la entrenadora sacudiendo la cabeza, llena de decepción—, ¿acaso no es obvio que en esta clase una de los requisitos principales es traer su pachón con agua? Ahora dense prisa antes de que cambie de parecer. 
En ese instante todas asintieron y corrieron de ida y de vuelta con los pachones y botellas en manos, cada quien se hidrataban a su manera, cuando hubieron terminado, la entrenadora separó al grupo de competidoras del resto de la clase a quienes les asignó una lista de ejercicios por hacer en parejas. A Lara le preocupaba que Hilary quedase sin compañera, sin embargo ésta, por el contrario parecía tener más confianza de lo que ella jamás ha tenido, y se acercó a Chantal Boers. En cuanto a las competidoras, la entrenadora las obligó a romper su propio récord y a practicar la carrera de relevos. Cuando a Lara le llegó el momento de transportar el bastón por el campo, sintió que el cronómetro marcaba el tiempo en su frente, Susan no paraba de verla con su habitual odio y la entrenadora la asfixiaba con sus comentarios poco productivos. Para cuando logró entregárselo a Susan, quien se lo arrebato ferozmente y siguió su camino, Lara se preocupó profundamente de lo riesgoso que esas carreras podrían ser. 
El silbato sonó una vez más y las tres chicas se reúnen con la entrenadora ya completamente agotadas. 
—De acuerdo, comenzaré contigo Weaven, —Maddi asintió, su rostro estaba colorado— debido a tu tiempo creo que lo mejor es que estés en primera posición, así que tu serás la primera en salir. Evans, tu tiempo no está mal pero necesito que mejores tu postura al momento de correr porque eso disminuye tu velocidad, así que tu serás la segunda posición. 
—Pero, entrenadora... —Lara estaba segura de que Susan se las arreglaría para fastidiarla por eso más tarde. 
—Nada de peros Evans —advirtió la entrenadora— Henderson será la tercera posición, ¿comprendes Lara que dependerá de ti el resultado, verdad? Tu tiempo es bueno pero necesito que mejores. Necesito que las tres practiquen y mejoren su tiempo. La próxima clase veremos que tal lo han hecho. ¡Muy bien señoritas, la clase ha terminado por hoy, vayan y tomen una ducha! —ordenó la entrenadora. 
Del otro lado, como de costumbre, el equipo de béisbol de la escuela, se adentraba en el campo, las chicas se alborotaron, Hilary se acercó a Lara con la cara colorada a causa del extenuante esfuerzo que había realizado. 
—No sabía que tenías una rival —dijo limpiando su camisa. 
— ¿Te refieres a Susan? No es que yo buscara una —repuso Lara, sin embargo no le prestaba mucha importancia al tema sino a la discusión que el entrenador Delton y Dean sostenían acaloradamente en la entrada del gimnasio. 
—Lo lamento Dean, pero no puedo dejarte jugar en esas condiciones, conoces las reglas —dijo el entrenador Delton firmemente. Dean por su parte levantó sus cosas del suelo fúrico—. Escucha Dean, sea lo que sea que esté sucediendo será mejor que lo soluciones, no hemos empezado la temporada y es la tercera vez que te presentas lesionado. Eres uno de los mejores jugadores, pero si sigues así, me temo que tendré que sacarte del equipo. 
Dean miró indignado al entrenador antes de entrar al gimnasio de mala gana, ninguno alrededor pareció darse cuenta de lo que sucede a excepción de Lara, porque Hilary hablaba con Chantal sobre algo que Lara no llego a entender. 
— ¿Harás cola? —preguntó Hilary a Lara, quien se apresuró a sacar sus cosas del casillero. 
—De ninguna manera —repuso Lara apartando una de las duchas para ella, ganándole a una desconocida que había tropezado y botado todas sus pertenencias— prometo que me daré prisa —le dijo Lara sintiéndose culpable. 
Quince minutos más tarde, como lo prometió, Lara le cedió el lugar a la chica que le dio las gracias y cerró la puerta de golpe. 
—Así que Lara la rara, ya tiene amigos —dijo Susan burlonamente a sus espaldas, secando su cabello también— me sorprende que no la hayas ahuyentado ya con esa horrible ropa que llevas puesta. 
—Bueno, al menos no pretendo comprarlas —dijo Lara, dándose media vuelta con una sonrisa desafiante antes de que Susan se le lanzara encima de nuevo y terminará en la oficina del Director. 
— ¿Por qué no le das una paliza? —preguntó Hilary, aproximándose a ella con el cabello empapado, acomodando su uniforme. 
—Porque ya lo hice —respondió Lara, y ambas se dirigieron a la clase de la Sra. Arely. 
—Desearía haberlo visto —exclamó Hilary con asombro. 
Lara supuso que ahora podría considerar a Hilary una amiga, aunque se sintiese extraño que alguien la acompañara a clases o a la hora del almuerzo, incluso darle su número por si necesitaba algo. Ella se negó pero al final Hilary la convenció de hacerlo, solo si no le volvía a pedir que la acompañara en el carro de alguno de los chicos otra vez, a lo cual Hilary acepto solo si Lara le mostraba el camino a casa en autobús.
Continuara