—No, ella acaba de irse.
Algo se despejó en la cabeza de Dean.
—Oh, esta bien. Puede esperar. Gracias de cualquier forma.
—Claro, que tenga buena tarde Sr. Songle.
—Buenas tardes Phil.
Dean se subió al auto y observo como Phil cruzaba la esquina próxima antes de adentrarse en el tráfico de nuevo. Consideraba en grande conducir directamente a la casa de los Henderson, se disculparia con Lara de una vez por todas y por fin saldría del asunto. Las calles comenzaban a iluminarse por los faroles de los autos, a Dean se le dificulto un poco distinguir entre la casa de Marilu Donnell y los Henderson debido al parecido. Aparco el auto sabiendo por la hora que en casa tendría problemas, llamó a la puerta y esperó a que atendieran.
Dean escucho a alguien aproximarse del otro lado, luego una mujer abrió la puerta, daba la impresión de no desear visitas.
—¿Dean, verdad?, ¿Qué ocurre? —pregunto Ginger Henderson algo alarmada.
—Si. Lamento molestarla, pero, ¿me preguntaba si Lara se encontraba? Fui a la tienda y me dijeron que estaba aquí.
—Esta bien, aguarda un momento —Ginger Henderson cierra la puerta, unos segundos más tarde Lara se aparece con una expresión indiferente hacia el.
—Yo, vine mmm… vine a disculparme por arruinar tu oportunidad de ir a Nueva York.
—Acepto tus disculpas, si tú aceptas las mías.
—¿Eh?
—Sí —dijo Lara descendiendo una grada, quedando frente a frente—, es verdad que no debiste arrugar mi trabajo pero estaba desesperada y eso fue lo primero que se me ocurrió, pensé que era una buena idea y se suponía que no lo verías nunca… Así que, de cualquier forma, lo siento —como Dean no dijo nada, Lara prosiguió—. ¿Ves, ahora estamos a mano? —dijo dando a Dean unas palmaditas en el hombro—, ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer. Buenas noches.
—Buenas noches —dijo Dean, pero Lara ya había cerrado la puerta.
***
Jueves 29 de septiembre
10:10 am
—Escuchen todos, no me interesa si estoy invadiendo su espacio, no me importa si es su casillero y creen que no tengo derecho a registrarlo. Estos casilleros son propiedad escolar, por lo tanto ustedes no tienen ninguna jurisdicción sobre ellos. ¿Entendido? Ahora les pediré a todos y cada uno de ustedes que abra su casillero.
la Dve. Donna Richardson se paseó entre los estudiantes reunidos en el corredor, todos los sospechosos, incluyendo a Lara, Maddi y Edd, se encontraban pegados contra la pared observando de reojo muy serios. El Director McLuhan había autorizado a la Dve. la revisión de casilleros, aunque fuese posible no encontrar nada ya.
Maddi Weaven se había colocado lo más lejos posible de Lara pero cuando la multitud se arrejunto eso no le fue posible. El grupo de oficiales que acompañaba a la Dve. Richardson se asegura de vaciar cada uno de los casilleros, todos tuvieron que reorganizar sus cosas. Cuando un par de estudiantes se negó a abrir su casillero la Dve. utilizaba la fuerza bruta y uno de los oficiales cortaba el candado, haciéndolo añicos.
—Por supuesto —repuso Lara quitandole el frasco de las manos y escondiendolo en el bolso—, ¿Es todo?
—Claro —dio la Dve. haciendo un ademán a su compañero para que le devolviera las cosas a Lara—. Sr. Filch, por favor —pidió ella, caminando del otro lado del pasillo hacia el casillero de Edd, donde éste la veía con el entrecejo arrugado.
Lara reacomodo sus cosas como pudo y se deshizo de varias notas y hojas de trabajo viejas, algunas tareas mal hechas y esas cosas mientras observaba como Edd no perdía de vista a la Dve. Richardson, quien se detuvo de pronto cuando algo llamó su atención entre la basura de Edd. La Dve. arrojo todas las cosas del fondo al suelo directamente sin preocuparse de nada y sujeto una pequeña caja de metal verde, todos los estudiantes prestaron atención de pronto, Edd se retorcía las manos por debajo de la sudadera. Incluso el Director McLuhan que había permanecido todo ese tiempo a distancia simplemente observando, se acercó a la Dve. para ver el contenido de la caja. Ambos vieron a Edd severamente.
—Creo que encontramos al culpable Director McLuhan, ¿por qué no nos acompaña a la estación Sr. Filch? Estoy segura de que tiene una buena explicación para tener esto entre sus cosas —dijo la Dve. agitando la pequeña caja con las pastillas rodando dentro. Creo que es hora de que llame al Sr. y la Sra. Evans, McLuhan, ¿no le parece?
Continuara