Margaret es una mujer madura. Tuvo una infancia difícil pero ella lo toma como un mundo que le enseñó a vivir, no apela a la lástima de los demás ni se queja de su suerte. Se prostituyó para obtener lo que necesitaba y después se casó. Pero en su vida de meretriz aprendió mucho. Secretos que los pondrá en uso en su trato con los hombres.
Ella no es una mujer que se arrepienta de su pasado, se siente orgullosa de él, y de lo que ha logrado. Tampoco es una intelectual o hace gala de inteligencia, simplemente se dedica a vivir la vida como viene hasta que un día descubre que no todo es tan sencillo como ella creía.
El erotismo en la novela es suave, procuro no ser explícita cuando escribo de sexo, porque creo que el lector atento sabrá ir más allá de lo que se insinúa. Pero también, más allá de lo que está escrito en la novela, la pregunta que planteo es: ¿acaso todo en la vida tiene un precio? ¿No se puede vivir plenamente sin cargos de conciencia? ¿Por qué pensamos que todo en la vida se paga?
Tal vez este libro dé algunas respuestas. Tal vez no. Habría que leerlo para saberlo.