Revista Literatura

¿Por qué escribir un blog?

Publicado el 25 agosto 2011 por Bebloggera @bebloggera
¿Por qué escribir un blog?
   En la respuesta a esta pregunta va parte de mi historia, que no tiene nada de especial: es una historia más de vida. La verdad es que la escritura siempre estuvo en mí. Siempre llevé diario íntimo, escribí algunos poemas, disfruté de aprender a escribir diferentes tipos de texto en el profesorado de inglés, y sobre todo, siempre me gustó leer. Los escritores son para mí una raza admirable, me gustan sus historias tanto como las historias de vida que hay detrás de sus obras. Soy una lectora muy amplia, y no sigo ningún criterio más que el propio. Los libros me entran en las primeras líneas... en los dos o tres primeros párrafos, o no me entran, no importa cuán recomendados vengan. Y leo de todo y de todos lados: leo diarios, revistas, ensayos, poesía, autoayuda, ficción, aunque últimamente mi vida y el mundo tienen tanto de"ficción" que no me está llamando mucho la novela...
¿Por qué escribir un blog?                                               Abrí mi blog en diciembre del 2008, casi a punto de terminar el año. Se me vino el título "A boca de jarro" a la cabeza porque así tenía ganas de contar cosas. Escribí una entrada breve que titulé "Perdida" porque así me sentía por entonces. Mi hija menor había terminado su preescolar, y yo había hecho un paréntesis en lo que había sido una intensa vida laboral a partir de su primer año de vida para dedicarme a criarla y dedicarle más tiempo a su hermano mayor, de cinco por entonces, siguiendo con la enseñanza con alumnos particulares en casa. Con mi primogénito no me había bajado tan abruptamente del tren laboral del afuera, y sentía que esta vez tenía que escuchar lo que decía mi corazón. El tironeo que conlleva ser una mamá profesional fue algo demasiado fuerte para mí de tolerar emocionalmente, y decidí hacer una pausa porque hubo un sacudón emocional fuerte en el postparto. Igualmente, quería volverme a subir al tren, pero sentía que me lo había perdido, que había perdido la mano para enseñar, contactos para encontrar un trabajo que cumpliera con los requisitos impuestos por los horarios que implica  ser madre full time... el panorama no era muy sencillo.
¿Por qué escribir un blog?
  Escribí esa única entrada y ahí quedó. Nunca imaginé que alguien iba a leerla. El verano siguiente, decidí retomar mi actividad en un instituto de enseñanza dos medias tardes por semana. Y en el curso de ese mismo año, mi esposo obtuvo un importante puesto de trabajo como rector de un colegio secundario bilingüe, hechos que nos dieron  mayor holgura económica, aunque no comodidad en lo doméstico. Y pasó otro verano más hasta que volví a acordarme de ver si eso que había escrito estaba todavía ahí colgando bajo el cuadro de Dalí en Internet. Grande fue mi sorpresa al descubrir que tenía dos comentarios y una seguidora en mi blog de sólo una entrada. Y encima, eran comentarios positivos, que me alentaban a seguir escribiendo. No sabía qué hacer para contactar a esos dos seres que habían leído y comentado mi desorientación, que para entonces, se había agravado, por eso volví al insipiente intento de blog.

¿Por qué escribir un blog?

Salvador Dalí, "Persona asomada a la ventana", 1925.

                                        
   Ya al comenzar el verano del 2010, el 29 de diciembre, fecha especial si las hay para cualquier persona que trabaja como un burro todo el año esperando el fin de año para relajarse y gozar de unas merecidas fiestas en paz, y luego unas vacaciones que ya estaban medio pagas, mi esposo salió de casa con mis dos hijos a media mañana rumbo al supermercado para hacer la gran compra de la fiesta familiar de Fin de Año. Y mientras estaba haciendo la cola para pagar el carro repleto de cosas ricas para compartir, recibió un llamado del colegio para el cuál hasta el día anterior había estado trabajado desde julio del 2008. Lo llamaba el director general para decirle así, por teléfono, sin previo aviso ni atisbo, y en medio de un supermercado repleto con sus dos hijos a su lado, que había sido despedido por reducción de personal, siendo que él era el empleado más nuevo y más caro para la empresa, porque los colegios se manejan como empresas en el mundo de hoy... Con él se irían otros ocho seres humanos, algunos mayores y muchísimo más antiguos que mi esposo. Mi esposo atendió el llamado, se contuvo, porque mis hijos, que son chicos pero no tontos, notaron su desmoronamiento, y decidió volver a casa dejando el carro lleno en el súper.
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  Cuando llegó, yo estaba en el medio del ruido de aspirar los cuartos. Estaba en casa la señora que venía a ayudarme con la limpieza una vez por semana.  Él desenchufó el aparato, y tuvo que decírmelo dos veces para que yo creyera que se había quedado sin trabajo. Ese mismo día, le dije a esta buena mujer que no volviera por lo pronto, así que otra persona más quedó sin un trabajo.
 ¿Qué hacer? Difícil para docentes encontrar una salida laboral justo en el momento en el que los colegios cierran sus puertas por vacaciones, y las mejores búsquedas laborales han quedado atrás. Fue un enorme impacto familiar. Por supuesto, tuvo su indemnización, pero la espantosa sensación de perder tu lugar de pertenencia, tu estabilidad económica y laboral, y un logro profesional merecido que tanto habíamos soñado con que él alcanzara quedaron hechos trizas.
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   Mi marido se caracteriza por su enorme resiliencia y optimismo frente a la adversidad. Apostaba a encontrar algo en el corto plazo. Y de hecho, se puso inmediatamente en contacto con gente que lo conoce y lo aprecia, y el nuevo trabajo no tardó en aparecer. Nos fuimos de vacaciones igual, por decisión mía, porque nos las habíamos ganado, y porque estar en casa era un infierno: siempre esperando que sonara el teléfono o chequeando los mails a diario a ver si... Pero la cabeza no se toma vacaciones tan fácilmente.
  "¿Y yo qué hago?", era la pregunta que me comenzó a taladrarme por esos días. Buscar más trabajo era una opción, pero ¿con quién dejaría a los chicos? Terminaría haciendo lo que me había resistido a hacer cuando nacieron y empezaron a crecer, ir a trabajar para cambiar el dinero para pagarle a alguien que se ocupara de ellos mientras yo no estaba en casa.
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   Entonces me puse a escribir, por hacer terapia gratis, por hacer catársis, por dejar salir de mi cabeza su constante parloteo e incesante cavilar, por desenterrar ese don que había guardado y ver si servía para algo después de todo, aunque más no sea para expresar mi indignación.
   Desde entonces, no he parado. La escritura me inunda, me limpia, me purga, me purifica, me hace sentir útil y activa, me alegra. No me siento tan sola en mi sentir. Tengo sueños que no sé si algún día se concretaran, pero me mantienen viva y estoy más contenta y conectada, aunque este año trajo vientos fuertes a todas las figuras paternantes que se erigen como árboles en nuestra familia: mi esposo, su padre y el mío. Y sospecho que no es casual. Pero mi lema es:


           "Que a pesar de los vientos, el árbol de la vida dé sus frutos."
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  Además, noto que mis temas son los temas de todos, como el despido: educación, maternidad y crianza, la vida en el siglo XXI, libros, música, poesía, arte y ahora el mundo en crisis, como la vida en crisis. Lo que nos pasó a nosotros en Argentina en el 2001 y como familia en diciembre del 2010, se disparó en Estados Unidos en el 2008 y continúa asomando hasta este año, lo que pasa hoy en Europa, donde, según el diario argentinoClaríndel domingo 21 de agosto (páginas 28 y 29), que analiza la crisis financiera mundial y los efectos del ajuste en países como elReino Unido, España, Grecia, Italia y Francia
   "Las familias cambian hábitos: sin vacaciones y con menos consumo"


   El diario informa que: "(...) los niveles de felicidad han caído intensamente (...)", que "El humor nacional, por el suelo", que hay "Ahorro por miedo al futuro", que hay que "Vivir de changas y de la ayuda". Evidentemente, algo está pasando en el mundo. Y ni hablar de la hambruna en África, que The New York Times hizo nota de tapa a través de una foto de un niño desnutrido a la que no se le puede sostener la mirada por lo que moviliza, gesto que fue como una bofetada a los norteamericanos en pánico ante el peligro de default que prontamente el Congreso se encargó de emparchar, aunque nadie se ocupa de ese niño, foto de portada, ni de millones de niños muriendo de hambre en el mundo, porque no hay que irse a África para ver desnutrición. Vemos también una espantosa guerra en Libia para librarse de un tirano que oprime al pueblo hace décadas, y vemos el movimiento de protesta estudiantil en Chile. El Papa denuncia que hay un "eclipse de Dios", y creo que, más allá de lo que uno crea, si entendemos lo que el Papa define como Dios al "Amor", en ésto no se equivoca, aunque quizás sí lo hace en muchas otras cosas. Acabo de leer en una entrevista en la revista de Clarín, VIVA, también del domingo pasado, la crítica visión de un importante teólogo suizo, Hans Küng, una eminencia de la iglesia  católica, que dice:
"El Papa debería ser elservus servorum, el servidor de los servidores, y no el      dominus dominorum homini."
  El dios dinero y el dios poder se han apoderado del mundo hace largo tiempo, han demostrado ser dioses de pocos, y muchos nos estamos despertando del sueño de la bonanza económica sostenida a base de especulación financiera, mentiras e inequidadOtros jamás la olieron siquiera. El  dios consumo se acota y nunca bastael opio de las masas postmodernasEntonces protestamos. También me conmueve enterarme de que una bloguera hindú y activista por los derechos civiles, Shehla Masood, ha sido asesinada por reclamar desde su espacio los derechos civiles que les son negados a tantos.
¿Por qué escribir un blog?
¿Por qué escribir un blog?
  
  Observo el panorama y me siento parte y protagonista de un movimiento que intento comprender, y deseo que estemos atravesando un tiempo "bisagra", una crisis que conduzca a un mundo nuevo, más justo, más humano, vivible y disfrutable para todos. Y siento que desde nuestros blogs, podemos y debemos contribuir a que la protesta sea digna y pacífica, ejemplificadora y contundente, divulgando información con opinión y reflexión honestas. Escribir para cambiar al mundo "con la pluma, sin la espada, y con la palabra", parafraseando un himno a Sarmiento, como dije en mi presentación en Be bloggera un ejemplo de blog plural, multinacional y multicultural. Así, tener un blog cobra sentido. Y los vientos entonces redundan en enormes beneficios para nuestras vidas, que tal vez no se traduzcan en dinero, ni fama, ni premios, sino en el bienestar que genera el no sentirnos tan solos en nuestro sentir, en el compartir, en el crear consciencia y conmover instando a que, como dice mi gran amiga del alma desde su blog, madre del mío, el amor sea la respuesta... "Imagine"!
                                             
Fernanda "A boca de jarro", desde Buenos Aires, Argentina.

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