Podríamos decir que la pregunta en sí es una paradoja porque, conscientemente o no, todos estamos inmersos en un proceso de desarrollo personal desde que nacemos hasta que morimos. Carl Jung llamaba a este proceso “Proceso de Individuación”, “un proceso natural orientado en la dirección de ser uno mismo o alcanzar la autenticidad, en el cual la consciencia se amplia y donde el individuo cuente con recursos que anteriormente desconocía”*. En tal caso, ¿En que tesitura se encuentra la figura del psicoterapeuta o facilitador?
Todos estamos inmersos en un proceso de desarrollo personal desde que nacemos hasta que morimos
Cada uno de nosotros tiene un cometido vital asociado a un potencial creativo. A menudo ambos pueden desarrollarse bajo la forma de una profesión laboral, aunque las facultades innatas pueden desarrollarse en cualquier otra relación interpersonal como puede ser tener una familia. Si simplificamos las cosas, puede que ambas, desarrollarse creativamente en una profesión y tener una familia sean tareas que muchos seres humanos comparten como ámbitos donde entender y ejercer un proyecto vital.
¿Pero y si nada de eso te toca a ti? Sea como sea, es innegable que la mayoría de las personas que acuden a un psicoterapeuta, aunque hayan perdido la fe en sí mismos, no buscan la transcendencia de una vida limitada y supeditada a los caprichos del ego, o no por lo menos en primera instancia, sino más bien recuperar la autoestima perdida y que su acuciante sufrimiento cese. Es así como muchos dejan la terapia al encontrarse lo suficientemente seguros como para volver a engancharse al tren de las ilusiones y deseos; por ejemplo, cuando el sufrimiento se ha mitigado lo suficiente, cesa el colapso y la voluntad vuelve a tomar las riendas de esa carrera sin fin hacia ninguna parte. ¿O es que acaso el ego puede terminar satisfaciéndose de manera definitiva?
¿Hay algo más allá de recuperar la autoestima o tan solo deberíamos conformarnos con pequeñas dosis de equilibrio y adaptación al medio?
Lo dudo, porque su apetito insaciable solo nos puede conducir a seguir inflándolo, si le damos pie a ello. Podremos encontrar herramientas para aprender a ser asertivos emocionalmente, pero la mente, esa “loca de la casa”, siempre tiene otros planes para desestabilizarnos o sumirnos en el tedio. Quizá sea ese nuestro destino… Desde luego, como psicoterapeutas no debemos prometerle el final de sus males a nadie, tan solo un acompañamiento donde la propia persona sea capaz de hacerle frente a sus miedos confrontándolos con la realidad hasta que sea capaz de lidiar por sí sola con su procesos de desarrollo personal.
Pero ¿Hay algo más allá de recuperar la autoestima o tan solo deberíamos conformarnos con pequeñas dosis de equilibrio y adaptación al medio?
* “Sueños y Arquetipos. Dinámica de la psique según la psicología analítica de C. G. Jung” Rebeca Retamales Rojas.
- Talleres de desarrollo personal organizados por el Instituto PI
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