Ante todo, saludarles nuevamente, y empezar esta columna con el verano ya aquí, y la pregunta que mucha gente se hace: ¿debe hacerse o no tratamientos de botox en verano?
Debo decir, ante esto, que durante el verano, las altas temperaturas hacen que constantemente estemos frunciendo el ceño por los rayos solares intensos que recibimos, a pesar de usar gafas de sol, más aún si somos playeros y nos gusta recibir largas horas de sol en esta preciosa y linda isla.
Pero, claro, nada es perfecto. Ese sol nos maltrata la piel, por lo que no está de más recomendar los protectores de sol. Y, como comenté anteriormente, tendemos a fruncir más el ceño y a arrugar más la cara durante el verano. Esto se traduce en más arrugas, y si lo sumamos al maltrato de la piel en verano, podríamos decir que es, incluso, hasta necesario el botox.
Por ello, en la temporada de verano recomiendo muchísimo, salvo contraindicaciones, usar botox.
Se produce una parálisis muscular atenuada producida por la toxina botulínica en los músculos faciales, lo que favorecerá el retraso de las arrugas, en el caso de que se estén formando, o si ya las tenemos que no se acentúen.
Lo bueno de la toxina botulínica es que su aplicación es rápida, después del tratamiento no necesitamos grandes cuidados, salvo no tocarnos la cara ni rascarnos, y menos, tumbarnos durante 3 o 4 horas. No hay ningún problema de que nos vaya a manchar la piel de la cara por los efectos del sol, casi o no se producen hematomas por la aplicación y tenemos un resultado en 48 horas, aproximadamente.
Los efectos duran entre 12 y 20 semanas, con lo que tenemos el verano cubierto, luciendo espléndidas y espléndidos todo el verano, dando esa frescura y luminosidad al rostro que tanto nos gusta lucir.
Además, en el verano tendemos a salir más por las noches, con lo cual tendremos ese efecto que todos buscamos. Especialmente, en mi consulta, es la filosofía que todos buscamos y que todos te repetirán. “No sé que te has hecho pero estás espectacular con un rostro joven y fresco”.
Saludos,
Dr. Carlos Virú