Si llevas unos años moviéndote en el mundo de la interpretación, seguro que la idea de montar tu propia compañía de teatro se te ha pasado más de una vez por la cabeza, ya sea solo o con compañeros de tu total confianza. “¿Es un disparate o es viable?”
Hoy te decimos por qué no solo es posible, sino que también es recomendable montar tu propia compañía:
1. Sacarás adelante tus propios proyectos
La mayoría de actores se frustran porque no encuentran trabajo, o el que consiguen no es suficiente. Su búsqueda se centra en participar en proyectos impulsados por otras personas, donde la selección y la última palabra depende de un productor, director o empresario que muchas veces ni conocen.
Sin embargo, cuando eres tú quien crea los proyectos de cero, ya estás dentro. Esa sensación de tener la sartén por el mango, en un sector tan inestable a nivel laboral, seguro que te da mucha tranquilidad. Habrá obras que funcionen mejor que otras, pero dependerá de ti: de tus errores, de tus aciertos, de tu iniciativa y de tu gestión.
En definitiva, no hay nada más bonito que hacer realidad tus propios proyectos, en vez de los de otros. Y, además, es una forma de asegurarte trabajo o actividad para combinar con otros trabajos que te vayan saliendo.
2. Aprenderás continuamente
Para que funcione una compañía teatral, se necesitan buenos profesionales de la interpretación, por supuesto, pero también necesitan otro tipo de conocimientos que te van a enriquecer muchísimo: lo mismo eres autor, que promotor, que comercial, que técnico, que diseñador gráfico… Es lo que tiene tener tu propia empresa, que te las tienes que ingeniar para aprender sobre la marcha, y así cubrir distintos puestos según las necesidades que vayan surgiendo.
Pero tranquilo, que montaje tras montaje, a medida que ganes experiencia, irás descubriendo trucos, haciendo contactos y mejorando tus propuestas. ¡Que maravilla poder aprender y evolucionar de lo que más te gusta, que es crear!
3. El teatro te dará vida
Si ya es apasionante la sensación de actuar encima de un escenario, imagínate además haber hecho nacer esa obra, que exista gracias a ti. Eso sí que no tiene precio.
Cada obra teatral es única y cada representación también. Encierra horas de ensayos y preparación detrás que sólo tú conoces. Pero cuando a eso le sumas todas las experiencias que has vivido para hacerla posible, se convierte en algo único, que vas a recordar toda tu vida.
Por tanto, crear una compañía de teatro supone hacerte tu propio hueco en las artes escénicas para dar forma a tus propias ideas. Hasta que no la arranques, no sabrás hasta donde te puede llevar.
Si no sabes cómo empezar, y la parte legal de formar una compañía se te escapa (¿qué tipos de compañías hay y cuáles son los pros y contras de cada una?, ¿qué ayudas y subvenciones hay en este momento?, ¿qué diferencia hay entre una compañía amateur y profesional?, ¿cómo registro las obras?…), reserva tu sesión de asesoría jurídica. Estamos deseando resolver tu lista de dudas para que empieces a funcionar lo antes posible.