Qué pena nos da ver que hay tantísima gente que pocas veces – o incluso nunca – va al teatro, con la cantidad de horas de preparación e ilusión que tiene cada obra a sus espaldas.
¿Por qué tantas personas no se sienten tan atraídas como nosotros por el teatro? ¿Qué está fallando en nuestra sociedad para que cueste tanto llenar las salas?
Todos sabemos que sin un público que compre nuestra entrada, no sería viable buena parte de nuestro trabajo como actores.
Por tanto, ponemos este tema encima de la mesa para concienciar de que existe un grave problema, y que está en nuestra mano ayudar a la gente a cambiar ciertas opiniones que tienen sobre las artes escénicas.
La solución pasa por conocer primero cómo piensa nuestro potencial público, ese que de momento no está muy interesado en ir a ver obras. Para ello, hemos preguntado a decenas de personas lo siguiente: “¿Cuando tienes tiempo libre, por qué no vas al teatro?”
Lo más curioso es que todas las respuestas han coincidido en uno de los 3 siguientes puntos:
1. “Porque es caro”
La gente piensa que la entrada les va a costar bastante dinero, y más si quieren ver la obra desde un buen sitio. Es normal que piensen así porque las grandes producciones, que son también los espectáculos más populares, suelen tener tarifas bastante más elevadas que el resto de las obras menos conocidas.
Sin embargo, estas personas deberían saber que en la mayoría de ciudades existe una oferta cultural amplísima que abarca espectáculos de todo tipo de precios, e incluso lugares donde el teatro es gratuito o por un precio simbólico.
Si, después de contarles esto, siguen pensando lo mismo, sinceramente, el argumento del precio caro nos parece una excusa. Sería más honesto que dijeran: “No voy al teatro porque tengo otras prioridades en las que gastarme el dinero”. Y es que, salir a cenar fuera de casa, ir de compras o asistir a un partido de fútbol, son planes de ocio que hace frecuentemente la mayoría de la gente y suelen resultar bastante más caros que ir al teatro.
2. “Porque no se anuncia demasiado”
En el cine, las campañas de publicidad juegan un papel fundamental consiguiendo enganchar al público para que vaya a ver las películas: los estrenos se promocionan en la televisión, en la calle, se realizan sorteos de entradas en webs con mucho tirón… mientras que en teatro no suele haber presupuesto suficiente como para hacer ese tipo de campañas publicitarias. Son normalmente los propios actores y el resto del equipo técnico quienes se encargan de esa labor comercial principalmente en las redes sociales, pero sus recursos y alcance son bastante limitados.
En consecuencia, nuestro potencial público no tiene ni idea de qué obras están en cartel, y les suele dar pereza ponerse a hacer un estudio de mercado para ver qué espectáculos merecen más la pena o se adecúan más a sus gustos.
En este caso, la solución que proponemos consiste en que trabajes intensamente tu propia red de contactos profesionales, además de aprender ciertas nociones comerciales y de comunicación. Así podrás llegar a más gente para transmitirle, correctamente y con entusiasmo, cualquier proyecto teatral en el que participes tanto tú como tus compañeros. Cuantas más personas nos unamos haciendo esto, más alcance tendremos invitándoles a disfrutar de la actualidad teatral.
3. “Porque creen que es aburrido”
Mucha gente relaciona el teatro con las obras clásicas que utilizan un lenguaje muy particular y, en ocasiones, complicado de seguir para algunas personas.
Mientras que a algunos este tipo de obras les resultan aburridas, a otros les resultan completamente inspiradoras. Lo ideal sería que el público supiera que existe una ilimitada variedad de propuestas escénicas, porque ilimitada es también la imaginación de quienes las llevan a cabo.
Por tanto, deberíamos animarles a que fueran conociendo poco a poco los distintos géneros dramáticos mayores (tragedia, comedia y drama), los géneros dramáticos menores (por ejemplo, monólogos), y los géneros dramáticos musicales (ópera, musical, zarzuela…). Así podrán decidir con criterio cuáles les llaman más la atención y cuales menos. Además, poco a poco van surgiendo nuevos y originales formatos escénicos, como el microteatro, que están teniendo bastante éxito de convocatoria.
En definitiva, los tres puntos que hemos visto se basan en el mismo problema: mucha gente no va al teatro por desconocimiento: ya sea porque no saben qué precio tiene, que oferta existe o cuáles son sus preferencias teatrales.
Hagamos todo lo posible por informar a nuestros conocidos de que ir al teatro de forma habitual les puede divertir, sumar, y que está al alcance de su bolsillo.
Ahora que has leído nuestra reflexión, es el turno de que compartas la tuya. ¿Por qué crees que mucha gente no va al teatro? ¡Cuanta más información aportemos, más soluciones encontraremos!
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