Nuestra mayor sorpresa al preguntar a nuestras amigas decoradoras y propietarias de tiendas sobre los ramos de novia en invierno fue que hoy en día casi todas las flores que utilizamos son ¡flores de invernadero! así que lucen igual de ideales en cualquier época del año. Es más, el frío del otoño y del invierno conserva todas sus propiedades y resalta aún más su color y frescura. Durante el verano, cuando vamos a decorar el palacio, tenemos que meter las flores en cámaras para que no se nos pochen. En invierno, ¡fuera problemas!
Sin embargo, hay algunas flores típicamente estivales con las que se pueden combinar las habituales. Es más, creemos que en invierno, y según el toque que queramos darle al ramo, las combinaciones son inmensas. Nos da la impresión de que el verano ya es de por sí florido y lleno de color, y en estos casos, el ramo en el que ”menos es más” es regla a cumplir. En invierno podríamos, por ejemplo, darle algo de colorido con colores nude, palo o rosas pálidos, para crear un ambiente romántico en plan siglo XIX. Si prefiriéramos colorear la boda de otoño, podríamos añadir piñas o granos de uva. Pero, ¿y si quisiéramos acentuar el ambiente invernal? podríamos ponerles pequeños cristales, como si de minúsculos copos de nieve y hielo se tratase y algo de algodón, imitando la esponjosa nieve recién caída.
Dejadnos que os mostremos algunas de las flores y los ramos tan preciosos que podemos hacer. ¿Conocéis las anémonas, proteas o camelias? seguro que sí.
Empecemos por los tulipanes, impresionantes en medio de la nieve. Son flores enormemente delicadas con el calor.
¿Qué hay de las anémonas? al tratarse de flores bicolores, le das un alegre toque de color a tu ramo.
Otro pequeño desconocido: las proteas. Son de una sencillez y elegancia magníficas.
Los lirios, las calas o las rosas, que durante todo el año están maravillosas son todo un acierto.
¿Y qué me decís cuando las flores no son blancas?
No nos olvidemos de las camelias y peonias. Son más caras, porque habría que importarlas, pero de una delicadeza extraña.
Confieso que yo, Mirentxu, no llevé ramo en mi boda. Me daba “cosa” que se pusieran un poco pochas. Quería que todo fuera fresco y alegre y pensé que quizá las flores podrían deslucir ese efecto. Error enorme. Hay miles de ideas preciosas en cualquier momento del año… En fin, qué le vamos a hacer.
Os mandamos un abrazo enorme de Mirentxu, Carmen, Sheila y Bego y ¡os esperamos en nuestra fiesta de los difuntos esta noche, jueves 31!