Una vez en clase -en licenciatura-, alguien dijo algo sobre mí: no recuerdo qué; lo que recuerdo es que respondí que yo era muy machista, creo que dije que era la mujer más machista que conocía. Mis compañeras me vieron como dudándolo o sopesando si estaba siendo irónica. Mi amiga del alma, junto a mí, les aseguró: "Sí: es muy machista". Ya pasó más de una década. Mi vida cambió y yo cambié. No soy muy machista: cargo con lo que me toca por haber sido criada en una cultura machista, pero hago conciencia y trato de moverme de ahí. Tal vez tampoco era exactamente "muy machista" en ese entonces; lo que pasa es que nos hacían falta otros marcos conceptuales para entenderme. Quién sabe. Por ilustrar: me sentaba junto a un amigo a calificar a las muchachas por su físico, asociando rasgos a conductas sexuales. Cosifiqué mujeres durante años, pero me parece que mis motivos se aprecian mejor desde otros marcos (por eso no soy feminista -no por haber hecho esas cosas sino porque "me parece que mis motivos..."-).
Pensaba esto cuando en mi muro apareció la siguiente publicación de Katya Galán, compartida por Edgar Mata. Copio y pego porque está en modo público. Yo puse negritas y subrayé.
"Hablando de feminismo, ninguna mujer que no ha se ha sentido agredida por el sistema y/o que no ha hecho conciencia de su valía como ser humano y del respeto que merece, se asume feminista. Son dos requisitos indispensables.
El feminismo viene de la fuerza interna y de la seguridad de no necesitar de la aprobación ni de los hombres, ni del sistema para ser quien es.
No se trata de estar en contra de los hombres, ni de odiarlos ni de querer acabar con ellos, para que ni empiecen a victimizarse, sino de no necesitar su aprobación, son cosas diferentes.
El tercer requisito, me parece, es no creer en el concepto judeocristiano del perdón. Ese que se otorga como un privilegio más al agresor. Ese que se sustenta, además, en el mismo privilegio que, de inicio, fue causa de la violencia:
"TIENES LA OBLIGACIÓN de perdonar porque es tú padre -a veces tu madre-, tu hermano, tío, jefe, esposo..."
"DEBERÍAS perdonar, hazlo por ti misma, por tu tranquilidad..."
No perdonar, nos convierte automáticamente en culpables y, al agresor, en víctima.
De manera que, además de tolerar abusos, pareciera que la condena es hacerlo con bondad, amor y alegría "¿Qué clase de loca desadaptada y sin corazón podría no entender algo así?"
Creo que esta clase absurda de perdón es uno de los pilares del patriarcado, un pilar tan poderoso como la violencia institucionalizada, pues en él descansa la sumisión de las víctimas, lo que le permite se funcional como sistema".Estoy de acuerdo. Solamente no comparto el concepto del perdón. Podría pensarse que cuando dice "ese que se sustenta..." está dando cabida a la existencia de ese y de otro. Pero me parece que usa "ese" para realzar la expresión, no porque crea que hay otros perdones. Decía pues que no comparto su concepto; pero sí sé que el perdón -al menos en nuestra cultura- es un perdón judeocristiano, que suele tomarse como obligación y que ha sido un pilar del patriarcado -como ella señala-.
COMERCIAL: Algo que perdonar / Perdonar lo inaceptable
A lo que voy:
No soy feminista porque el feminismo no es nada más conocimiento, es un movimiento: asumirse feminista es hacer un compromiso con dicho movimiento: un compromiso que no hago. Ese movimiento implica estar en lucha o resistencia, de una manera u otra, por una vía u otra -obviamente no "contra los hombres"- y no estoy dispuesta. Yo libro batallas y opongo resistencia a la violencia patriarcal por decencia, por sobrevivir, básicamente porque no queda de otra; pero no me comprometo con el movimiento. No podría no comprometerme con mi hija y con las hijas de las demás, no pueden no importarme las otras mujeres; pero eso no es lo mismo que comprometerse con el movimiento. Creo. Lo que digo no es algo que esté super pensado y concluido de una vez para siempre. La publicación de Katya me animó a escribirlo porque sus puntualizaciones me facilitan la exposición: para acabar pronto: no cumplo esos requisitos ni de lejos.
Sobre el primero y el segundo.- Hace falta apenas un poco de conciencia para que una mujer se sienta agredida por el sistema. Sé que he sido agredida por el sistema. Pero, ¿conciencia de mi valía como ser humano y del respeto que merezco? Obviamente diré que soy valiosa y merezco respeto; pero "conocer" algo no es haberlo asumido: no es haberlo interiorizado y vivirlo con naturalidad. Soy mujer. Soy madre. Soy talentosa para esto y aquello. Eso lo tengo interiorizado y lo vivo con naturalidad. ¿Que soy valiosa como ser humano, solita, sin hombre enseguida? ¿Igual de valiosa con y sin el hombre que me sujetaba? Claro que sé la respuesta correcta. De ahí a que pueda vivirla, hay un trecho. Y vivir cabalmente lo que es saberse digna de respeto está ligado con lo anterior.
Sé que a cualquier feminista le "falta" algo de un lado o del otro. Pero hay un punto en el que puedes decir que cumples con los requisitos (de los que habla Katya). Yo no puedo decirlo.
Además: creo en el concepto judeocristiano del perdón. Tal vez hay un feminismo en el que esto no tenga importancia, pero tal como yo entiendo al feminismo, sí que la tiene. Hay feministas creyentes: católicas, musulmanas, etc.; la fe no es incompatible con el feminismo; pero hay ejes del pensamiento que tienen que romperse para dar prioridad al feminismo como modo de vida: así es como entiendo el compromiso con el movimiento. Ese que digo que yo no hago.
Por último, lo que Katya habla sobre "el origen" del feminismo.- Fuerza interna no me falta. Pero yo la seguridad que tengo es de sí necesitar a los hombres para ser quien soy. De nuevo: sé la "respuesta correcta". Lo que quiero decir es que yo vivo esa necesidad. No estoy hablando de la obvia interdependecia: de que el mundo funciona con hombres y mujeres. No. Estoy hablando desde el contexto de la publicación. Yo he sido y soy dependiente de la mirada masculina. He sido esa mujer "amiga de los hombres*". Ya dice el video que todas lo hemos sido alguna vez, pero yo sí me instalé ahí muy a gusto y aunque estoy en proceso de moverme, a veces no me queda tan claro... Un pasito para adelante, medio pasito para atrás; dos adelante...
Silvia Parque