Cuando empecé en la fotografía de moda con expectativas de poder dedicarme a ello profesionalmente y en exclusividad, tenía 30 años, mis únicas expectativas eran esas: poder vivir de mi trabajo como fotógrafo, sin más (nada de trabajar en Vogue ni cosas parecidas).
Uno debe ser ambicioso y buscar siempre la progresión y llegar lo más lejos posible, eso es fundamental para poder crecer, no lo olvidemos.
Pero tampoco debemos olvidar que estamos en época de crisis, que vivimos en un país donde el enchufe lo vale todo para llegar muy alto y el talento no vale nada de cara a grandes clientes y revistas, la fotografía es la profesión con más intrusismo y la que menos valorada está en nuestra sociedad (o de las que menos).
Todo esto viene por la cantidad de chicos de veinte y pocos años que llevan un par de ellos en el mundillo y parecen desesperados porque Harper's Bazaar o Vogue no les ha llamado ya, no se si es un problema de su edad o de la sociedad de consumo inmediato en la que estamos, donde lo que queremos lo queremos ya y no esperar ni un minuto; pero pensar que por hacer buenas fotos ya tenemos que recibir ofertas de cientos de miles de euros o firmar contratos multi-millonarios es muy ingenuo.
Hay que ser más cauto e inteligente y avanzar al ritmo que te permite el país en el que vives, esperar lo mínimo y trabajar duro para realizarte profesionalmente, hacer sesiones para ti y no para el público, si algún día llegarán esas metas altas, serán bienvenidas, pero no obsesionarnos con alcanzarlas cuando nos de la gana a nosotros.
Paciencia!
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