Yo la conocí gracias a mi amiga Leti, que siempre estaba contándome lo guay que era y lo bien que funcionaba. Me imaginé aquello como una especie de IRC moderno, donde muchas personas se conectan para charlar y pasar el rato y donde podías encontrar gente con tus aficiones y sentirte menos solo. Leti me aseguraba que había de todo: gente guapa, gente fea, gente que iba a lo que iba y gente que sólo quería charlar. Y yo que soy una gata curiosa y ahora que vuelvo a estar en el mercado de la carne no quise perder la oportunidad de oler por mí misma de qué iba todo aquello...
MAL, BEA, MAL. Pero por entonces yo no lo sabía.
Lo primero que tienes que hacer después de descargarte la aplicación es crearte el perfil. Tinder se fusiona con tu cuenta de Feisbu (la verdad es que no sé si puedes registrarte sin tener cuenta en FB) y por defecto pone como tu primera foto del perfil la que tengas actualmente en Feisbu. Y esto es importante, amigos, aunque parezca que no. Esa foto que tengas en la red social de Zuckerberg, donde tienes a tus amigos, a tu madre y a tu cuñao, marcará la imagen que vas a dar en una aplicación para ligar, que parece que hay que decirlo todo.
Después eliges si quieres añadir más fotos, si quieres escribir una descripción de tu persona y listo, ya tienes perfil. Ahora pasamos a tus criterios de búsqueda: ¿a quién quieres conocer? Hombres, mujeres, rango de edad y a un rango de distancia de tantos kilómetros. Yo elegí hombres cercanos de un rango de edad razonable teniendo en cuenta que ya soy una señora de mediana edad, que tampoco era plan de ponernos exóticas así de primeras.
Ya estaba lista para empezar con el tema, así que le di a OK y ale, al lío: un chorreón de hombres aparecieron ante mis ojos. Al principio parece divertido porque te van saliendo en plan catálogo, como si estuvieses eligiendo sofá pal salón. Debajo de cada perfil (en el que la foto es lo más importante, no os vayáis a creer que nos movemos por terrenos intelectuales) te dan tres opciones: descartar, aceptar o super like. La diferencia entre aceptar o el super like es que cuando aceptas a alguien, esa persona nunca lo sabrá si no te acepta a ti también. Pero si le das a super like, Tinder le avisa y le dice: "oye, mira, que esta chica tan mona de rizos que parece lerdilla dice que le molas un huevo y que por favor le des a like a su perfil". Por eso hay que tener mucho cuidado y ser muy consciente de a quién le das tus super likes, que con los me gusta o los descartes te puedes equivocar, pero un super like es para siempre.
Como os decía, cuando le das a "me gusta" a una persona hay dos opciones: que no pase absolutamente nada y no vuelvas a saber de ella, o que de pronto Tinder te avise de que ha habido un "match", es decir, que esa persona también te ha visto y le has gustado. Entonces es cuando se abre la veda: Tinder abre el chat entre vosotros y ya podéis
Y debo decir que como sistema es cojonudo, sobre todo para las personas que van a lo que van y no se andan con chorradas. Pero yo, que soy Bambi y me fijo en todo, no sólo en la foto del perfil, pues... En fin, os explico para que me entendáis.
El primer hombre que me salió tenía de foto de perfil un yate. Su segunda foto era él en el yate, con un gorro de marinerito, bronceado naranja de bote y una botella de champán al lao. Inmediatamente me sentí perroflauta y a él lo descarté porque no me veía yo en Puerto Banús diciendo oshea.
El segundo que me salió fue mi ex. A tope y sin vaselina. Instadescarte.
El tercero fue un jefe que tuve.
Entonces fue cuando me propuse limar aún más mis criterios de búsqueda, porque esto no estaba saliendo como yo esperaba. Quité un par de años para abajo, un par de años para arriba, y me dije a mí misma que no le daría a like ni me fijaría en ningún hombre que no tuviese una bio graciosa.
Y así fue como me salieron los primeros casados, los optimistas que tienen de foto de perfil a su novia, los que ponen la foto de su boda o de sus hijos, los que salen tocándole el culo a una tetona o los que conducen un cochazo con una pegatina de esas de "bebé a bordo". Que yo lo veo correctísimo, ojo, porque al menos con estos ya sabes lo que hay de primeras y las chicas que busquen darle una alegría al cuerpo sin compromisos sin duda se decantarán por ellos. Pero para mí, como ya supondréis, estos chicos son un descarte seguro.
También me salieron los aventureros cuyas fotos sólo muestran deportes de riesgo, el Himalaya, selvas amazónicas y playas exóticas con olas enormes. Este tipo de chicos suele escribir en su perfil cosas como "be free" "be wild" o "sport for life", y seguro seguro que tienen alguna foto con un tigre de bengala abrazao. Otro descarte por mi parte, ya que para mí la verdadera aventura está en entrar en el Ikea y conseguir salir la misma tarde, no escalar.
Luego están los guapos, que están buenorros y lo saben. Ni biografía ni nada, que aquí hemos venido a hablar de nuestro libro: abdominales. Fotos en calzones rollo modelo de Calvin Klein, por si quedaba alguna duda de que tienen buen paquete and you know it. Muchas veces me pregunto qué leches harán estos muchachos en Tinder si podrían tener a la que quisieran chasqueando los dedos, pero luego recuerdo que es todo mentira y se me pasa la curiosidad. Otro descarte.
Después tenemos a los millonarios, que es un grupo en sí mismo. Es curioso porque en el Tinder de Málaga hay una gran cantidad de hombres de Marbella, y todos son pijos, pijos, pijos. Obviamente con ellos no tengo nada que hacer porque nuestra conversación se acabaría cuando les dijese que yo me compro las bragas en el Carrefour.
Un colectivo tinderiano que me hace mucha gracia es el de los hombres de paso. Al poner en los criterios de búsqueda el rango de distancia al que tienen que estar y funcionar por gps, Tinder no te muestra a los hombres que vivan cerca de ti, sino a los que estén cerca de ti en ese momento. Por eso a veces también te pueden salir guiris que están turismo en tu ciudad o chicos que vienen una semana por trabajo y buscan chicas para salir y tomar algo y hacer turismo sexual. A estos chicos no los descarto a priori porque algunos son majos y me gusta conocer gente diferente, pero no me gustaría encariñarme de alguien que se va en tres días ni estoy en esa etapa social de quedar para un café y lo que surja, la verdad.
Luego están los frikis. Pero frikis chungos, eh, no friki guay. Me refiero a los hombres que quieren parecer románticos y sensibles y ponen de perfil una foto morreándose con su perrito, del osito de peluche con el que duermen o de un atardecer desde su ventana. Algunos tienen, incluso, frases de Coelho en su bio... que ya es un WTF en toda regla. Los chicos sensibles no son ya "buena gente y amigo de mis amigos", sino que yo he llegado a ver -y no os miento- "leal y amante de mis amigos". Puro amor. Yo de estos no me creo nada y además de ser cierto que les va el rollo osito conmigo no tienen nada que hacer, así que otro descarte.
Y por último están los divertidos, que son los únicos a los que les doy like. De momento he hablado con muy pocos pero son los más normales porque parto de la base de que para tener sentido del humor hay que ser inteligente, y eso me mola. Podría deciros que el chico más normal que me he encontrado y al que meto en esta categoría tiene un burro llamado Bastardo, así que ya os hacéis una idea xDDDY bueno, entre que los chicos normales y sin yates ni fotos de esposas no abundan y que los demás también tienen que darle al like en mi perfil, he tenido pocos matches hasta ahora y he hablado con poca gente.
Y con menos que hablaré, que me da a mí que mis aventuras por Tinder van a durar poco. Ni me he metido aquí buscando conocer a nadie realmente, ni creo que pudiese encontrar nada interesante rascando entre esta fauna. No sé si es por ti, Tinder, o es por mí, que soy especialita, pero no sirvo para este mundo frívolo de apariencias y postureo en el que o tienes una vida super interesante o tienes que mentir como una perra para ligar. La idea de quedar con un chico de estos me aterroriza, no sé por qué. Igual mi yo de 23 años hubiese quedado con todos y se habría echado unas risas, pero yo es que ya no estoy para estos trotes. Supongo que sigo siendo una romántica que sigue creyendo en relaciones que se forjan poco a poco, ahí con su esfuerzo, sus nervios, su emoción.Así me va.
Y así es como tienen que quererme.