Revista Diario

¿Por qué ya no escribo sobre mi familia?

Publicado el 29 julio 2012 por Encantada
¿Por qué ya no escribo sobre mi familia?
De un tiempo a esta parte, me he dado cuenta de que ya apenas escribo sobre mi familia.
Antes, solía dedicarles bastantes entradas en el blog: que si me odian, que si parece que me quieren, que si nunca me querrán... Sin embargo, hace ya varios años (¡varios años!) que no escribo sobre nada que tenga que ver con ellos y que sea actual.
Y la razón no es que no haya pasado nada. Al contrario. Durante los dos últimos años, se han venido sucediendo decenas de acontecimientos, algunos muy malos, pero también algunos muy buenos. Y yo no he escrito sobre ninguno.
De hecho, cuanto más tiempo pasa, más excusas encuentro para no escribir sobre ellos. ¿Para qué, si hace ya un año de aquello? ¿Para qué, si después de esto pasó lo otro, y ya no tiene valor...?
Reflexionando sobre ello, creo que lo que me pasa es que yo estaba tratando de escribir una historia concreta sobre mi familia. La historia de cómo aceptaron mi lesbianismo y todos fuimos felices. Pero esa historia no está ocurriendo. Incluso es posible que no esté ocurriendo ninguna historia, porque la presunta historia de mi familia no avanza en ninguna dirección.
Mi familia es más como una olla llena de agua hirviendo. A veces puedes observar miles de pompitas en su interior. A veces ascienden hacia la superficie y estallan. A veces se suceden innumerables pompas de gran tamaño. A veces crees que puedes cocer algo dentro, pero el agua se enfría. Tanto que, a veces, parece que pudieras meter un dedo en ella. Pero entonces vuelve a entrar en ebullición, hasta que se desborda.
No hay quien cocine con ella, no hay quien controle el fuego. Sólo puedes verla hervir. O no hervir. Y ya está.
Supongo que esto algo que me cuesta aceptar, por más que haya trabajado sobre ello. Y, por lo mismo, me cuesta contarlo, escribirlo. Porque no es nada, solo un conjunto de anécdotas contradictorias que sacuden mi vida, a veces para bien, a veces para mal.
Sin embargo, siento que debería esforzarme en decirlo. No debo hacerme cargo de ordenarlo, de darle un sentido que no tiene. Su sentido es el sinsentido, y ahí reside su debilidad. Y mi fuerza.
Parece que merece la pena intentarlo. Encantada.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Encantada 11 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revista