Revista Diario

Por un puñado de dólares

Publicado el 13 marzo 2014 por Rubén Rubén García Codosero @RCodosero

Hace unos pocos días, me encontré en la calle un billete de dólar. Es raro ya en Madrid, encontrarte un billete en el suelo, pero más raro es aún encontrarte un billete de dólar. Pese a todo, un sonriente George Washington me miraba fijamente como queriendo decir algo. La mirada firme y segura del hombre que escribió parte de la historia de este planeta, me interrogaba mientras lo guardaba en mi cartera. Quizás no entendiera como le cedía el mismo lugar, que a los euros de Don Juan Carlos rey de España (lo llaman el ying y el yang). Pero sea como fuere, lo cierto es que George Washington fue un hombre que nos tiene que servir a todos como ejemplo. Un estandarte y un camino a seguir e imitar. Y no para luchar contra el inglés de Gibraltar, ni contra los secesionistas del Sur (en nuestro caso del Norte), sino más bien para copiar su actitud de convertir lo negativo en oportunidad.

Sucedió que George Washington era un rico terrateniente con su vida resuelta. Como se dice ahora, vivía en una zona de confort envidiable, pero quiso la vida, esta vida nuestra y  fiel compañera, dar un revés en su vida y ponerle al frente del ejército continental americano anti-inglés. Un ejército sin entrenamiento, desmotivado por las continuas derrotas, que batalla tras batalla se batía en retirada del sálvese quién quiera. Cuanta similitud actual en la empresa española. ..

El caso es que George Washington, gracias a su optimismo y su capacidad de ver ventajas donde otros ven gigantes, empezó a plantar cara los ingleses con lo que tenía. No se sentó a esperar que pasara el frío invierno, como tampoco espero que llegaran refuerzos ni dinero, pasó directamente a la ofensiva. Ejecutó una serie de guerra de guerrillas, empezando a conseguir victorias. Dichas victorias empezaron a motivar a los soldados, y con ellos a la propia nación. Los ingleses no podían cubrir todo el territorio de EE.UU debido a las distancias. Y los ataques efectivos y certeros, empezaban a pasar factura a su real majestad.

¿Cuántos de nosotros, esperamos a que pase el crudo invierno de la crisis? ¿Cuántos esperamos ayudas de papá estado, o de un empresario magnánimo? ¿Cuántos esperaremos a que nuestro enemigo (la desidia, la desazón, la depresión) nos gane todo nuestro terreno? ¿A que narices (como diría Risto) estamos esperando?

dolar vida

Hay que pasar a la acción, enarbolar nuestra vida y tocar el tambor, la trompeta o lo que sea, con el ritmo que clama nuestro avance. Somos lo que somos y tenemos los medios que tenemos. La crisis demanda imaginación y lo que es más importante acción. Si no nos gusta nuestro trabajo, buscamos otro. Y si estamos en paro, o no encontramos el trabajo que nos gusta, nos lo creamos. Todos somos buenos en algo. Ese algo es nuestro fin en la vida, lo que nos llena. Y si el bueno de Washington consiguió algo “imposible”, nosotros también podemos conseguirlo. Si no se consigue a la primera, se cambia de estrategia y se vuelve a intentar.

Y para que los que respondan a este post, que George Washington murió por una neumonía, decirlos, que si no movemos un dedo por nosotros y por nuestros sueños, la enfermedad de rendirse ya nos abra ganado, sin que apenas estornudemos.

No emulemos a ser George Washington, emulemos a esa persona que pone en nuestro D.N.I. y de prisa…. El tiempo nos acecha, no lo malgastemos.

@by  Rubén García Codosero


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