Por un puñado de pipas

Publicado el 23 mayo 2011 por B
Historia dividida por espacios temporales.Flashback. Mañana de trabajo, tecla, tecla, tecla, agujero en el estómago y bostezo cada tres minutos. P dice buenos días a través de la pantalla, que él también se aburre en su trabajo y que tecla, tecla, tecla. A P le surge la necesidad de hacer un parón. Que quiere comer algo. Yo le hablo de regalices rojos, de piruletas, de palomitas que dejan los labios escocidos. ¿Y no quieres algo? Le sigo el juego, lo prefiero a tecla, tecla, tecla. Uy sí, que tengo hambre, pues quiero... quiero... sí, quiero pipas. No te preocupes, ya me las darás, que no tengo prisa. P vuelve a su trabajo, con sus jefes, en su oficina, yo vuelvo al mío, con mis jefes, en mi oficina. Finflashback. Hoy, mañana de trabajo, tecla, tecla, tecla, agujero en el estómago y bostezo cada tres minutos. P dice buenos días a través de la pantalla, que él también se va a escapar del país, y que tecla, tecla, tecla. A P le surge la necesidad de preguntarme si no me ha llegado una carta al trabajo. Yo le digo que no. P se enfada con Correos y me dice que lo olvide todo, que haga como si nunca hubiera pasado nada, que le surge la necesidad de comer algo, que va a la máquina, que si quiero algo. Uy sí, pues quiero... quiero... sí, quiero pipas, quiero una bolsa enorme de pipas. P se va a la máquina pero las teclas de mi ordenador le gritan que se detenga inmediatamente. Me traen un sobre de correos, grande, con el sello de la empresa de P, que hace mucho ruido, pone mi nombre, lo abro, lo vuelco, cae en mis piernas una bolsa enorme de pipas, meto la mano en el sobre y me encuentro con un folio en el que pone, con letra apresurada en boli azul, Perdona por la espera.