Revista Diario
Porque sé que no me darás nunca elsilencio de tu boca...
Publicado el 16 enero 2014 por Evamric2012
Aunque nos parezca que no, al cabo de un tiempo, siempre llueve sobre mojado.Ante las barricadas de unos adoquines impuestos por el silencio de tanto absurdo abismo, le silbo a la mañana mientras me acabo de pintar las uñas de un rojo escandaloso haciendo juego con el carmín de mis labios. Nunca hubiese consentido cortarle las uñas a ningún varón…Imagino que he entendido hace tiempo que la hipocresía es harto fácil de llevar bajo las uñas mugrientas de aquellos que pretenden sacudírsela de encima, que las verdades no duelen, que las mentiras a menudo llevan nombre de mujer.Con el tiempo aprendemos a hacernos un nudo en la libido emocional. Aprendemos a someternos exclusivamente a la razón. El corazón lo acabamos aparcando en un viejo parking de Liverpool un lunes a las 3 de la mañana.Muchos decían de ella que la temían. Algunos, aquellos que tuvieron la suerte de compartir sudor y sábanas con ella, acababan por aceptar cuando los rechazaba, con ese elegante gesto de gata salvaje, aquella última caricia de despedida en un último ronroneo antes de cerrarles la puerta de sus muslos.Arrojarlos de mis entrañas, y devolverlos al vacío de un engendro de nadie, es volver tal vez a nosotros mismos.Altiva pero sin orgullo, fiera pero sin rencores, deambulo como una de esas sombras que se pegan en el recuerdo de la pupila de los amantes, que al no obtener de mí, ni siquiera el amago de un beso en la mejilla, me han llamado frígida, mujer de hielo y sin sentimientos, y hasta me apodaron con el nombre de una gitana...¡Qué sabrán ellos!Que estipulen, insulten, blasfemen, e indaguen….He sonreído al verlos a todos ellos y ellas, hundirse en la locura de viejos orgasmos que ya nunca alcanzarían ni en los sueños de alguna estúpida profecía.Apoyada en el sillón de un olvido que me niego a recordar, bajo a cantar al antro de siempre. En aquel ángulo siniestro donde la soledad despliega sus alas a la depresión de un mutilado beso estrellado en el fracaso de una boca, cuando pese a mí, se esboza en el vodka rojo la silueta de un títere sin alma.Y me lo bebo de un trago. Y así, ebria de presentes, salgo taconeando de este enjambre que me martillea en la sien... diciéndome que los hombres ya no me sirven para nada, y que con una sonrisa Champagne, como un viejo mendigo del metro acuñó la mía, aplasto el humo en esta colilla recién olvidada en el alquitrán, cuando la cubre esta sempiterna lluvia remolona y tormentosa, mientras yo sigo removiendo el pie con los tacones, y mojándome bajo la lluvia.