Porque Wicked somos todos

Publicado el 03 agosto 2012 por Rizosa

Los buenos, en los libros y en las películas, son muy buenos. Salvando casos como Spartacus o Juego de Tronos (donde todos son un poco cabroncetes y van a lo suyo) normalmente el narrador nos hace sentirnos cómplices del protagonista y acompañarle hasta que sus aventuras y desventuras nos llevan a un final mágico y esperado donde triunfa el bien sobre el mal. 
A mí no me gustan esas historias porque me parecen muy poco realistas. En la vida real, el bien y el mal se diluyen y entremezclan y a veces es complicado juzgar a alguien tan sólo porque haya obrado según sus principios. No creo ni que los buenos sean tan buenos ni que los malos sean tan horribles. Y, por supuesto, tampoco creo que todas las historias se merezcan un final feliz,  y disfruto igualmente con esos desenlaces ácidos y oscuros que nos recuerdan la crueldad real de la vida y nos hacen más fuertes y sabios.
Precisamente por todo eso es por lo que Wicked, memorias de una bruja mala, de Gregory Maguire, me ha fascinado y lo he leído en dos días, del tirón. Comencé a leer el libro sin tener ni idea de lo que me iba a encontrar, salvo dos o tres comentarios de amigas de Twitter que me lo recomendaban y lo tachaban de brutal y diferente. Y en cuanto hube leído diez o doce páginas, ya estaba yo enganchada a su historia y sabía que ese libro me iba a marcar. 
Wicked nos vuelve a llevar a Ciudad Esmeralda. Seguramente los que disfrutasteis con El Maravilloso Mago de Oz en cualquiera de sus formatos (el libro, la película, el musical) encontréis este argumento delicioso y atrayente, puesto que Wicked no es más que el antecedente, aquello que sucedió en el universo de baldosas amarillas, espantapájaros, monos alados y Leones que hablan antes de que Dorothy y Totó llegasen por accidente a Oz, y qué sucedió verdaderamente, después. 
Ahora llega la sorpresa: la protagonista absoluta de este libro no es otra que Elphaba, la que todos conocíamos como la Malvada Bruja del Oeste. Página a página nos vamos enterando de cómo fue su dura vida desde su extraño nacimiento hasta su madurez. Acompañamos a una mujer muy interesante (y de piel verde) durante su infancia, sus primeros pasos y sus primeras palabras ("horrores, horrores"), su complicada adolescencia en una familia quizá demasiado estrambótica o sus años de universidad inundados de ansia de conocimiento y fascinación por las Ciencias donde también conocemos a Galinda/Glinda, la que será la Bruja Buena del Norte; y así aprendemos con ellas a hacernos preguntas, a cuestionarlo todo, a plantear la realidad desde un punto de vista distinto en el que "el malo" cambia dependiendo de quién narre la historia.  Es fácil encariñarnos con esta Elphaba que, a ojos de Glinda, 

[...]"era un caso agudo de lo que Galinda llamaba «cráneos lectores». No podía hacerse un ovillo (era demasiado huesuda), pero se plegaba sobre sí misma, con la ridícula nariz verde y puntiaguda metida entre las páginas mohosas de un libro. Mientras leía, jugueteaba con el pelo, enrollándolo en torno a unos dedos tan finos y vegetales que casi parecían formar parte de un exoesqueleto. De una manera extraña y horrible, era un cabello hermoso, con un brillo semejante al del pelaje de un vigoroso dorantílope. Seda negra. Café hilado. Lluvia nocturna".


Wicked no es un libro para niños. A pesar de habérmelo encontrado clasificado como "infantil/juvenil" en algunas webs, en sus páginas nos encontraremos con una Elphaba madura y profunda que siente pero que nunca llora, que tiene sus días buenos y malos, que habla de política con pasión y mantiene relaciones sexuales como el resto de los mortales; una mujer inteligente y brillante atrapada en un mundo que no la comprende. Lo que tenemos en nuestras manos no es un cuento, sino una biografía, que quizá nos choque de primeras al romper nuestros esquemas sobre la historia del Mago de Oz que ya conocíamos, pero que acabamos disfrutando al comprender que la realidad que percibe una Dorothy de catorce años no es la misma que la que rodea a una mujer de 32. Que en Oz también hay guerras y terrorismo, que el racismo y la xenofobia están a la orden del día y que la vida en Ciudad Esmeralda no es fácil para unos Animales (que son como nuestros animales, pero con  humanidad, conciencia, uso de la razón y del lenguaje) subordinados y maltratados por la tiranía de un Mago muy poco amable.
Wicked ha vendido ya millones de ejemplares e incluso ha sido llevada a Brodway, Chicago, Los Ángeles y Londres en un musical fantástico que espero poder llegar a ver algún día. Y no puedo hacer más que recomendarlo 100% si es que aún no lo habéis leído, porque os aseguro que nunca más volveréis a ver a las brujas con los mismos ojos ni pensaréis que Dorothy es tan maja como la pintaron.
Somewhere over the rainbow y que te la pique un pollo, bonita. Que ya te podías haber quedado en Kansas.