Postal del Metro

  Gabriel besa a Daniela en el metro: rápido y con los ojos casi abiertos, mirando con el rabito del ojo las reacciones de los presentes en el vagón, se da cuenta de las miradas que siguen cada uno de sus movimientos. A su anterior novia, no le gustaban “los espectáculos”, besarse en público, exhibirse. Ahora con Daniela cree ejercer una especie de venganza,  cuando lo hace en público, a la vista de todos.Daniela no conoce esta manía de su novio, ¡tanto desconoces cuando empiezas a salir con alguien! Como sonríe a solas, el movimiento de su mano al cepillarse los dientes, la canción que tararea en el baño, tantos detalles que quizás parcialmente llegan a ser conocidos durante la convivencia, detalles que vuelvan cercano lo que era ajeno y que en gran medida eliminaran el misterio y te pierden. Pero eso será después, por lo pronto aquí están los dos, casi desconocidos intercambiando saliva, y microbios.Hace calor, la gente se apiña en las puertas del tren y el cuerpo de Daniela cada vez se apretuja más contra el de Gabriel, tanto que siente un pequeño bulto, una reacción de la pasion de su novio,  y sonríe de nuevo. Nadie parece darse cuenta, sería vergonzoso para él. Ella, con alegría, lo mira de frente:  sus ojos negros, sus diminutas canas, y cree escuchar la vieja melodía de Joe Cocker: You are so beautiful to me, como en una escena de película se prepara para besarlo de nuevo, cuando descubre que no es su imaginación, baja la vista y la pantalla del ipod luce encendida.