Esto es debido a que la mayoría de los usuarios del servicio de teleasistencia son personas de avanzada edad o que padecen de diversas dolencias crónicas, sobre todo cardiorrespiratorias y son más vulnerables al descenso de las temperaturas. Estas personas, en la mayor parte de las ocasiones viven solas y se deben extremar las precauciones. Incluso es aconsejable en los casos de mayor riesgo instalar dispositivos de detección de caídas o de desvanecimiento.
Hay que recordar que las bajas temperaturas disminuyen las defensas y producen cambios en el organismo que facilitan la aparición de enfermedades como la gripe, bronquitis, neumonías, y agravan enfermedades crónicas, sobre todo las cardíaco respiratorias o las reumáticas.
Además, el frío aumente los accidentes, especialmente por caídas, debido a la formación de placas de hielo. Tampoco puede olvidarse el riesgo de incendio o de intoxicación por monóxido de carbono a partir de estufas de gas, braseros etc.
Algunos programas provinciales de teleasistencia, especialmente en las zonas de mayor dureza climática, aconsejan que solo se debe salir de casa si es estrictamente necesario y se debe vestir y calzar adecuadamente. Y los usuarios de teleasistencia que viven en zonas aisladas o rurales deberán tener almacenados alimentos y combustibles para minimizar los problemas generados en caso de que se alguien se quedara aislado.