
Predícame con las manos ensangrentadas sanadoras de llagas extranjeras. Lava mis pies extraviados, unge con tu óleo la frente confusa de mi pobre espíritu y limpia las heridas de mi almaque vengo de recorrer caminos de polvoriento desprecio, zarzales me abofetearon el rostro.Predícame buscando a la oveja negra enredada en el espino y ablandando el corazón de los lobos.
