Prefacio | Irresistiblemente Hermoso

PrefacioPorque el amor prohibido siempre es el más esperado.Los luminosos rayos del sol caían sobre su pálido rostro. Su piel ardía con la misma intensidad de hace unas horas, se sentía agotada, débil y bastante exhausta, aunque también se sentía llena de vida, y en estado extasis. Llevaba días, sumida en su estado casi estático en una cama tan desecha como sus pensamientos, en ese preciso momento, no sabía cómo moverse y tenía la boca tan reseca que le costaba tomar aire.Se sentía tan patética.Se sentía tan viva.Aun no sabía cómo sentirse realmente.Su piel descubierta mostraba todos los secretos que quería mantener ocultos y las sabanas revueltas destellaban los restos del amor que había florecido. Tomar aire era un suplicio para sus pulmones y casi le impedía el paso de este vital elemento. En algún momento de su desesperación comenzó a pensar en aquello que añoraba, en sus amantes pasados y en su nuevo amor. Recordó cómo le había conocido, como había sido dichosa con él, como con él, con el suave roce de su mano la hacía sentirse como la persona más completa del mundo.Recordó la delicadeza de sus rasgos, su nariz perfilada y sus ojos grisáceos, la forma en como sus pómulos se conectaba con los hoyuelos de su traviesa sonrisa. Añoro el fuego gris que crecía cada vez más, cuando él tenía una grandiosa idea.Kenneth era un gran hombre con grandes sueños. Y ella era una buena soñadora. Pero justo en estos momentos, cuando lo necesitaba no estaba, quizás estaba corriendo como todas las mañanas o fue a realizar su paseo matutino por los grandes prados del pueblo en donde vivían.O quizás, simplemente la dejo allí para perecer bajo el atardecer. Aunque no estaba segura de todo, ya que sus pensamientos eran pequeñas nubes llenas de escarcha bastante alejadas de la nebulosa. Cerró por unos momentos los ojos, y deseo con todas sus fuerzas no estar sumida en ese estado. La inconsciencia no tardó en llegar.