Pregúntale a la oveja VI

Publicado el 05 noviembre 2010 por Rizosa
Querida oveja, Mi problema es algo muy común, pero con muchos matices. Resulta que tengo un horror pseudo-paranóico a comunicarme por teléfono. Sospecho que me horroriza mi voz, aunque no siempre así ocurre. ¿Que me pasa, ovejita? ¿Es grave?


Querido anónimo cortadillo: no es grave, es más, te diré que es más común de lo que piensas. Yo misma no soporto hablar por teléfono, aunque sospecho que por razones distintas a las tuyas.
Dices que te horroriza tu voz y que esa puede ser la causa de tus miedos.... Aquí intuyo que es entonces cuando entra en escena nuestro viejo conocido el sentido del ridículo, el mayor enemigo del hombre que busca su felicidad.  Es igual que los trolls de internet: no tiene razón, intenta hacerte la puñeta y cuanta más cancha le des, más te afecta. El sentido del ridículo a veces se confunde con el saber estar, pero no tienen nada que ver. Mientras que alguien que se siente ridículo y que tiene miedos tontos deja pasar grandes oportunidades en su vida por quedarse con lo secundario, el que sabe estar es capaz de cazarlas al vuelo cueste lo que cueste y de prestarle atención a lo que de verdad importa. Mientras que el que no quiere bailar pasodobles en una boda por considerarlo ridículo se queda solo en la barra bebiendo (aburrido) durante horas, sus amigos se lo pasan pipa y acaban con dolor de mofletes sin que nadie, absolutamente nadie crea que hayan hecho nada fuera de lugar. 
No sé cómo será tu voz, pero estoy segura de que tienes una imagen distorsionada de ti mism@ y que nadie más se fijará en su hablas de una forma u otra, sino en lo que dices. Trata de combatir esos pequeños miedos o handicaps sin sentido que nos ponemos a nosotros mismos, porque te sentirás más libre, poderos@ y además podrás empezar a ser tú de verdad.
Para terminar, me gustaría dedicarte unos versos de Pessoa, que hablan de amor pero de una forma que nos viene como anillo al dedo.El poema  dice así:
Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran
ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las otras,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor
tienen que ser
ridículas.

Pero, al final
sólo las criaturas que nunca escribieron
cartas de amor
sí que son
ridículas.