Revista Diario
Nos convertimos en simple polvo, cuando saliste por la puerta de mi casa. Sé quedó en el aire todas aquellas sonrisas que de noche inventamos. Se volvieron grises las mañanas donde los rayos de sol acariciaba suavemente nuestra piel, si tienes alguna duda de lo que fuimos una vez, solo tienes que preguntarle al polvo que tu mismo convertiste en cenizas. He creído morir cada vez que te veía y casi dos veranos más, pregúntale al polvo si somos perfectos, si nacimos para amarnos, si nos conocimos para intercambiar nuestras pieles, nuestros corazones. Vamos, solo pregúntale al polvo o es que eres tan cobarde que ni te atreves hacerlo? Pregúntale, si se intercambiaron nuestras pieles, si nos quisimos, porque convertiste en cenizas nuestro polvo. Porque dejaste morir a nuestro corazón, porque inundaste mis ojos de lágrimas, y porque rompiste todo lo que teníamos construido. Eres un cobarde no te atreves a preguntárselo, por miedo de si te vuelves a enamorar y caes rendido ante mis pies. Y es que tu mismo sabes, que convertiste en cenizas nuestro polvo para dejar una señal de que estuviste en mi corazón. Ahora vas de la mano de otra, me gustaría saber si la convertirás en polvo cuando la dejes, si convertirás en cenizas su corazón, si morirá cada vez que te ve con alguien más y si sabrá darte tu merecido por todo el daño producido, o la tendrás hipnotizada con esas palabras rotas. Sé feliz mientras puedas, arde en todas las hogueras, cuelate en corazones inocentes, crea tu mundo dentro de él, y conquista al amor a través de su alma y cuando no sepas que hacer es tan fácil como mirar dentro de tu ser, que yo mientras tanto le preguntaré al polvo como vengarme de ti.