En la actualidad la FAB cuenta con unas 1.500 licencias y 74 clubes, repartidos en cuatro especialidades: bolo andaluz (autóctono), bolo césped (de origen británico), bowling (de origen norteamericano) y bolo palma (originario de Cantabria y Asturias).
Pero, lo que nos centra el interés en la revista digital ARGENTARIA es la recuperación, la promoción y la difusión de una de las tradiciones deportivas jiennenses más antiguas: el bolo serrano (o bolo andaluz). El Bolo Andaluz o juego de los Bolos Serranos es un juego muy arraigado en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, y en la actualidad está considerado como el único deporte autóctono de Andalucía. No hay demasiados datos sobre el origen de este deporte aunque distintas hipótesis lo sitúan en la Reconquista y otras durante la Edad Moderna (siglos XVI-XVII).
Existen 2 modalidades de juego, denominadas Valle (3 mingos) y Alta montaña (1 mingo). La singularidad de los bolos serranos radica en que, a diferencia de las modalidades más extendidas y conocidas, no se trata sólo de derribar los bolos, que aquí se llaman “mingos”, sino que se premia el lanzarlos lo más lejos posible tras el impacto con la bola.
En la provincia de Jaén hay inscritos un total de 15 asociaciones que practican este deporte, desde Beas de Segura, Santiago-Pontones, Orcera, Hornos, Cazorla, Arroyo Frío, Mogón, La Caleruela, Chilluévar, etc… y un total de 600 federados (unas 700 a nivel nacional), lo que hace que sea un deporte autóctono muy practicado en nuestra provincia en la actualidad, promocionando la práctica entre las mujeres y entre los más jóvenes, gracias a esa labor ingente de conservar este tipo de tradiciones como es la práctica de los Bolos Serranos.
Por todo ello, el jurado ha decidido otorgar el Premio Argentaria 2022 de conservación de las tradiciones a la Federación Andaluza de Bolos.