Adquirir un perro significa iniciar una relación que puede durar entre 10 y 15 años.
Ante todo, debemos ser conscientes de que el nuevo amigo necesita amor y respeto, y hay que tratarlo con cuidado, y sin olvidar algunos detalles prácticos que deben quedar resueltos antes de la llegada del perro a casa.
Antes de ir a buscar al animal, hay que dejar la casa preparada (lo cual lleva algún tiempo) para que, en la toma de contacto entre el perro y su nuevo entorno, todo salga a pedir de boca.
Prevención de accidentes en el hogar.
Date una vuelta por la casa, tratando de verla como lo haría un cachorro. Ten en cuenta que el entorno doméstico no le producirá a él la misma sensación de seguridad que produce en las personas, sino más bien al contrario, y que los adornos y las plantas, que a nosotros nos parecen simplemente decorativos, tal vez ejerzan una atracción fatal sobre el perro.
Los veterinarios se ven obligados con frecuencia a extraer los objetos más insospechados del estómago de los cachorros. Ellos pueden encontrar cosas aparentemente inofensivas, como gomas elásticas, clips, lápices, juguetes infantiles o cintas, jugar con ellas y finalmente tragárselas sin más.
Tal vez le ayude imaginarse que quien va a venir a casa es un niño en edad de gatear, para saber qué objetos podrían ser peligrosos y a qué distancia del suelo dejarían de estar a su alcance. Tal vez sería interesante bloquear o cerrar con llave todos los armarios bajos.
Cualquier sustancia química como lejía, el raticida y los productos de limpieza podrían ser letales si el perro llegase a ingerirlo, y los medicamentos también entrañan un considerable peligro para su salud.
Hay otros objetos habituales en cualquier casa asimismo tóxicos. Muchas plantas de interior, por ejemplo, son venenosas, y hasta una flor cualquiera del jarrón podría hacerle mucho daño si la ingiriera. Otro ejemplo es el chocolate, que ya sabemos lo tóxico que puede ser para los perros (puedes verlos en el artículo Intoxicación por chocolate en los perros).
Prevención de accidentes en el jardín.
Después de inspeccionar cuidadosamente la vivienda, guardando bajo llave cualquier objeto o sustancia potencialmente peligrosa, echa un vistazo a tu jardín, patio o terraza.
Lo primero que deberás comprobar es que el perro no pueda salirse o escaparse por ningún sitio. Los cachorros son capaces de colarse por los agujeros más estrechos y abrirse camino por las partes más débiles de las cercas, con el riesgo de ser atropellados por un coche o de no saber volver a casa y perderse para siempre. A continuación asegúrate de que no puede intoxicarse con las bolitas anticaracoles y antibabosas, los insecticidas y cualquier otro producto de limpieza que podrían intoxicar o matar al cachorro.
A los perros de cualquier edad les gusta mordisquear las plantas de vez en cuando, y algunas pueden ser venenosas. Si posee alguna planta peligrosa, coloque una rejilla protectora a su alrededor.
Equipamiento básico.
Antes de salir en busca de tu nueva mascota, comprueba que ya tiene en casa, listo para su uso, el equipamiento más básico. El collar y la correa son imprescindibles, aunque se trate de un cachorro. En muchos países se exige unir al collar una placa identificativa con el nombre, dirección y número de teléfono del propietario, pero siempre es prudente utilizarla aunque no sea obligatorio.
Cuando llegue a casa debe haber dos cuencos para él, una de las cuales tendrá que estar ya en el suelo, lleno de agua, para que beba si tiene sed. Los perros necesitan saber dónde está su agua y no andar buscando su bebedero, por lo que conviene dejarlo siempre en el mismo lugar. En el criadero o el refugio canino le habrán dicho qué tipo de alimento para perros estaban dando a su nueva mascota, procura tener algo de su comida habitual a su disposición en cuanto llegue. Incluso si planeas cambiar su dieta más adelante, es importante darle la misma que ha llevado hasta ahora, al menos los primeros días. El estrés puede causar problemas digestivos, y es mejor no agravar el problema cambiando de dieta de forma brusca.
Tu perro necesitará también un lugar donde dormir, un lugar que considere su refugio particular, y es bueno tenerlo ya preparado para podérselo mostrar nada más llegar a casa.
También es aconsejable que encuentre juguetes o golosinas a su llegada, pues esto contribuirá a hacer que se sienta como en casa.
Cuando vayas a buscarlo.
Antes de ir a buscarlo, piensa cómo lo mantendrá sujeto y bajo control durante el viaje a casa.
Si vas a ir en coche, te vendrá bien que alguien te eche una mano con el perro mientras conduces de vuelta. No olvides llevar periódicos viejos, toallitas húmedas y alguna bolsa de plático, porque muchos perros se marean durante sus primeros viajes en coche.
Los perros suelen tranquilizarse cuando están a oscuras, así que es buena idea cubrir parcialmente el transportín o bolsa de transporte. El perro también se sentirá más seguro pisando una superficie firme que sobre el regazo o el mullido asiento de atrás del coche.
Cuando el perro entre en tu casa por primera vez, es probable que se sienta desorientado e incluso algo asustado. Dale tiempo y ayúdale a sentirse seguro y a salvo desde el primer momento.