Pocas veces hemos visto la sala de la Casa del Libro tan decorada y tan atestada. Una pancarta enorme de Quantic love nos recibe al entrar en la sala. Las blogueras corremos hacia nuestros asientos en primera fila, reservados para la "blogosfera" (aaaay, ¡que somos nosotras!).
Nikosia, el grupo en el que tocan Francesc Miralles y Rocío Carmona, inauguran el evento con tres canciones que hacen las delicias de cuantos escuchamos. Al menos yo estoy con los ojos abiertos durante toda la actuación. Cuando termina la música, empieza la literatura: Sonia Fernández-Vidal sube al escenario acompañada de Francesc Miralles y de Iolanda Batallé, directora editorial de La Galera.
Sonia aprovecha que tiene el turno de palabra para agradecer la gran asistencia (unas doscientas personas). “Estoy aquí para demostrar que no hay límite entre nuestro mundo y el de los sueños”, dice la autora. Tengo que decir que nunca, jamás, en ninguna de todas las presentaciones a las que he asistido, he visto a un escritor lucir una sonrisa tan y tan amplia y, lo más importante, durante tanto rato. Sonia no deja de sonreír en toda la presentación; se nota que le apasiona el tema que nos ha reunido: la ciencia. Contrapone este campo con el mundo del cotilleo y advierte, muy acertadamente, que a la sociedad en general le interesan más los segundos que los primeros. Su objetivo, dice, es conseguir que nos replanteemos nuestros valores. “Deberíamos ser conscientes de nuestra dieta mental, es decir de qué consumimos mentalmente”, afirma Sonia. De ese deseo, de la voluntad de querer poner la ciencia de moda, nació Quantic love, la unión perfecta entre amor y ciencia.
Ahora Francesc debería entrevistar a Sonia, pero invita a Laila, la protagonista de la novela, a salir al escenario y formular sus propias preguntas. Así que Laila aparece de la nada e interroga a Sonia. La autora explica que eligió el CERN porque trabajó ahí durante un tiempo y que además, quería desmiticar la visión que la sociedad tiene de los científicos. “¡Somos gente guay!”, se queja Sonia entre risas.
Y llegan las preguntas del público. Un asistente pregunta cuánto de real y cuánto de fantasía tiene la novela. “Yo diría que un 60% de experiencia personal y un 40% de ficción”, dice Sonia, que además admite que en esta historia, el amor predomina por encima de la ciencia, que está más diluida.
¡Uh! ¡Ahora llega el momento! Nuestra queridísima Anna Gallagher sale a leer un fragmento de la novela (CLAP, CLAP, CLAAAAP) antes de que Nikosia toque la canción que compusieron especialmente para “Quantic love”. Y aquí, señores y señoras, se acaba el acto.
¡Nos vamos a poner a la cola que si no, Sonia nos va a firmar el día de Año Nuevo!