Sí, bueno, no hay que ser un lince para comprobar que se me echó el tiempo encima. Ni 24 de junio ni nada. Y por si fuera poco, el blog es el único sitio donde no he avisado.
Pero qué quieren, hice los cálculos con la bonita perspectiva del paro. A mitad de camino he encontrado un trabajo temporal de promotora, con horarios variables como el viento (a veces media jornada, a veces jornada completa varios días seguidos).
Sigo a tortas maquetando para mañana, 1 de julio.
Mientras tanto, así empieza este experimento.
Los versos del hambre - Generación 30 by Sara Bernard