Fue instalada en una pequeña pieza al final del pasillo.
Lo primero que escribí en ella fue un largo poema titulado "Blues para héroes remotos". Me recuerdo de él vagamente, pero lo perdí.
Después escribí un cuento sobre un profesor de Historia que hacía jogging en las tardes en el campus de la universidad y una tarde conocía un extraño pájaro, a un misterioso pianista... el relato era inquietante y un poco repulsivo. También lo perdí.
Sentado frente a esa computadora de letras marcianas, fumando y mirando el Mediterráneo escribí las primeras cosas "completas" - con final.
Este, en realidad, no es más que un cariñoso recuerdo, homenaje atrasado - lejano en el tiempo y en kilómetros - a esa primera novia digital, hace unos eternos unos veinticinco años atrás.
Le fuí infiel.