Lunes, 5 de la mañana, hora de levantarse para desembarcar en el único país fuera del continente europeo que teníamos en el itinerario. A nuestro grupo le toco el primer turno de desembarque, así que con los pasaportes en mano en diez minutos nos encontramos caminando por el puerto de Túnez.
Uno de los motivos por el que el viaje salió tan bien, fue que tuve varios meses para investigar y hablar con gente que ya había vivido antes la experiencia y que sin ningún problema contaban trucos y detalles, cosas como sacar la tarjeta sanitaria europea, para que no te saquen un ojo en caso de que tengas una emergencia, o que las excursiones con la naviera suelen ser bastante más caras que contratándolas con agencias externas, esto último ha sido una de las cosas más importantes que pude leer porque íbamos en plan low cost. Hablando con unos amigos que habían hecho el viaje unos años antes, nos enteramos de que gastaron 600€ aproximadamente en excursiones los cinco días con Pullmantur. Sabiendo esto pude comparar un par de agencias externas: Shore2Shore y Excursiones para Cruceros. Ambas ofrecían paquetes para todos los días por precios similares poco más de 100€ por persona, lo que en comparación con el barco era una diferencia exagerada. Escogí Excursiones para Cruceros honestamente porque me gustó más el diseño de su página web y porque me pareció más sencilla para hacer la reserva online. Fue una suerte haberla elegido porque al terminar el viaje supe que Shore2Shore había fallado en una excursión, esto lo comentare en otro post más adelante. Por ahora hablaré de nuestra experiencia en la excursión de Túnez. Al salir del puerto nos encontramos enseguida con el autocar de EPC. Mi primera impresión de Túnez fue que había mucha pobreza y la forma de conducir de los tunecinos me recordó a Venezuela, un poco temerarios ya que los conductores se meten por todos lados buscando un hueco para pasar un poco más rápido, causando así más tráfico. Llegamos a la Medina, antes de bajar del autocar la guía nos advirtió que en Túnez lo más común es regatear y si eres tímido será mejor que no compres nada. Yo nunca he sido buena en estas cosas pero aún así cuando entramos en La Chateau de la Medina agarré una cestita y elegí un par de cosas que me gustaron: un tamborcito pequeño, un platito y dos imanes para la nevera. No tenía idea de como sería la cosa cuando de repente se me acercó el vendedor y me dijo que serían 47€ por todo, me quedé de piedra, no pensaba gastar más de 20€ en esas 4 cosas, al final después de un rato de regateo el vendedor dijo 30€, llevó todo a la caja y como ya no sabía que hacer y estaba contra la espada y la pared, lo pagué. Salí sintiéndome estafada, pero por los comentarios del resto de las personas que iban con nosotros parecía un sentimiento muy común.