Maruja, Victoria, María Jesús, Tomás y los dos Joaquines montaban su caseta debajo de una enorme encina y convivían entre risas y complicidades porque eran amigos de los de toda la vida. Son los protagonistas de mis primeros recuerdos romeros. Durante los días de romería, no quedaba claro quiénes eran los abuelos de qué niña. Todos disfrutaban de nosotras, nos enseñaban letras de sevillanas, nos convidaban a los cacharritos, nos daban de comer, participaban de nuestros juegos y, cuando llegaba la noche, a veces no les daba ni tiempo a quitarnos el traje de gitana y nos llevaban, medio dormidas, al dormitorio improvisado con colchones en el suelo que se escondía tras una lona.
Las romerías han ido pasando y de aquello hace pronto 30 años. Aquella caseta de amigos, que se convirtieron en abuelos, ya no se monta. Faltan Tomás y los dos Joaquines. Ellas van cumpliendo años y ya viven la romería de otras maneras. Desde que no está la caseta, no he vuelto a pasar por allí. Prefiero seguir pensando que, debajo de la sombra de aquella encina seguimos todos, abuelos y nietas, alrededor de la candela, riendo a carcajadas.
Ahora busco la sombra de otra encina. Debajo de ella vamos a montar una caseta diferente a aquélla, pero que también será especial. Será la primera caseta de mi hija y de los hijos de mis amigos. Martina, Cecilia, Jimena y Lola disfrutarán de su primera romería con Eduardo, Héctor, Carla, María y Rafa. Nueve niños para los que apenas está empezando una historia romera que les traerá año tras años a La Corte. Será de nuestra mano, primero, y con sus amigos, parejas y familias, el resto de sus vidas.
A Cecilia le hablaré de su primera romería cuando tenía 10 meses y le contaré que ese año, precisamente, nos guió hasta La Corte un gran antoniano y mejor persona, al que querrá siempre como parte de su familia: Nuestro amigo Enrique Acción Navarro.
Ella y sus amigos vivirán muchas romerías y espero que guarden de sus primeras experiencias un recuerdo tan agradable como el que guardo yo. Ojalá ellos primero, y sus hijos después, se acuerden de nosotros con el mismo cariño con el que yo recuerdo a mis abuelos y a sus amigos. Eso querrá decir que habremos vivido muchos junios, que lo pasamos bien y fuimos felices.
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**Hace unos meses, mi amigo Enrique Acción Navarro nos pidió a algunos de sus amigos que escribiéramos algún texto para el programa de mano de la romería de San Antonio de Padua de Cortegana. Mi amigo, además de miembro de este Hermandad, este año es el Hermano Mayor de todos los antonianos, por eso me sentí feliz de que me encomendara una tarea que yo hice diligentemente. Por un error de imprenta (o algo así) ni el texto que acaban de leer, ni la fotografía que lo acompaña, se ha incluído, finalmente, en la revista. Aún así, quería compartirlo con ustedes.