Estoy escribiendo en la tarde de la Navidad y no puedo quitar de mi mente a PRINCESA y todo lo que ha vivido en el día de hoy. Estaba terminando de preparar la comida de Navidad y Princesa ha venido hasta mí con su cara dulce y sus ojos destellando una alegría incontenible. Me ha dicho: ¿Sabes? Unos días ya son sólo dos horas. Y es que espera que a las tres venga su mamá a visitarla. Mamá se lo prometió la vispera del día en que mamá marchaba a trabajar a Alemania. “Pasaremos juntas la Navidad”. El jueves recibió la llamada de su madre. Le confirmaba que ya estaba en Bucarest y que el día 25 a las tres de la tarde vendría al centro para celebrar juntas la Navidad.
La ilusión
El día anterior ya había mostrado su alegría y emoción por ver a su madre de nuevo. De la última vez que se vieron había pasado ya más de mes y medio. El día de Navidad Princesa, como todos los niños, se levantó nerviosa para ver qué le había dejado “Mos Craciun”1. El regalo que recibió le gustó. Pero para ella “el regalo más hermoso estaba por llegar” y no era otro que el ver a su madre. Preparando la venida de su mamá había hecho que Isaac la empaquetara de forma elegante el regalo que la niña había comprado para “mamá”. Junto al regalo Isaac pudo ver una nota donde la niña dejaba claro que el regalo era para “la más guapa y la mejor mamá del mundo”.
“Pranzul de Craciun”2 le tuvimos juntos todos los que estábamos en el centro. Princesa estaba alegre y dicharachera. Se la notaba feliz. No paraba de preguntar qué hora era. Al fin llegaron las tres y me acerqué a Princesa. Antes de llegar a ella presentí que algo no iba bien. Le pregunto si está impaciente y me dice que mamá vendrá a las cinco. No dije nada y en mi interior entendí la tristeza que reflejaba su cara. En seguida vinieron a mi mente las muchas promesas hechas por la madre y que nunca se cumplieron. He de reconocer que sentí un escalofrío y tuve el presentimiento que Princesa no se encontraría con su madre este día de Navidad.
Señor que buen vasallo, si tuviera buen señor
Princesa y otra amiga se han ido a dar un paseo en la cálida y soleada tarde de Navidad. Al anochecer me he acercado por la casa y he visto Princesa sentada frente al televisor. Se había duchado y tenía ya el pijama puesto. No ha hecho falta preguntarla. Nada más verme me ha dicho: – “Mamá no ha venido hoy porque no ha podido, pero vendrá mañana a verme”. No he querido mirar a sus ojos para que ella no viera los míos. En ellos hubiera visto los muchos interrogantes y temores que había en mí.
Pasado un rato me encuentro con Isaac que me dice: “¿Sabes que no ha venido la madre de Princesa?” Le comenté que intuía que esto iba a pasar. Y de lo más profundo de mí salió: “Menos mal que Jesús nunca falla y siempre viene a nosotros. Precisamente hoy celebramos que Jesús viene, siempre viene”.
Más allá de los regalos
La Navidad vivida en el Centro SF. Marcellin Champagnat, me ha reafirmado en la convicción y en la certeza de que Jesús siempre viene y se nos manifiesta. Son signos claros de su presencia las sonrisas, el cariño, los besos, la ilusión, el agradecimiento… y el futuro que nuestros chicos y nuestras chicas explicitan, así como la vida y la energía que transmiten. También Jesús está presente y nos acompaña cuando caminamos junto a chicos y chicas en los momentos difíciles que les toca vivir. Su presencia y cercanía nos ayudan a dar verdaderas respuestas de hermanos.
Sinceramente, después de todo lo vivido no puedo menos que exclamar: ¡Jesús siempre viene!
Un saludo lleno de esperanza, fraternidad y alegría para ti durante este 2011 que vamos a comenzar dentro de unos días.
Ayer me llegó este email con el que Juan Carlos, marista, me felicitaba las Navidades. La verdad es que me venía muy a cuento de las reflexiones que hemos hecho sobre la Navidad y me recordaba un país al que tengo un cariño especial, aunque haga un frío de muerte, la gente hable un latín muy raro, rarísimo y la comida parezca húngara, rusa, alemana y turca a la vez pero no sea nada de eso. Y no digamos nada de los niños de centros y colegios internos, porque es que no paro
Por cierto, quería comentar que para el próximo verano, parece ser, que buscan voluntarios
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Papa Noel ↩
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Comida de Navidad ↩